Recientemente e finalizado mi lectura de la magnífica obra Crimen y Castigo, cuyo autor no es otro que el ruso Fiodor Dostoiewski, en la que narra y desarrolla el antes y el después de un asesinato, cometido por el personaje principal Raskolnikof. A pesar de abordar un tema bastante triste y podría decirse inhumano, muchos acabamos solidarizándonos y respaldando al asesino a pesar de sus viles actos. Lo que denota el gran ingenio y talento del autor. Sin embargo hay que admitir que sostiene pensamientos e ideas tremendamente crueles en esta obra para una gran mayoría, una de estas ideas es la del crimen justo cometido por personas, como retrata el de extraordinarias. Esta idea previamente parece desalmada pero luego lo es más...
Por descontado y supuesto queda que cualquier persona por el hecho de ser tal, posee la misma dignidad, llamémosla ontológica, que otra persona ya sea ordinaria o extraordinaria, así que, por consiguiente una persona extraordinaria no tendría ningún derecho de matar a una ordinaria ni viceversa. Claro que, el protagonista, no contemplaba esto pues comunica que el supuesto bien común es más importante que la vida de ciertas personas, lo cual me recuerda el ejercicio habitual que mandan efectuar a sus alumnos, los profesores de ética, y que consiste en decidir que es más importante, la vida de unas personas o el dinero para salvar a otras, me explico, se propone la situación de tener una especie de botón mágico que mate a personas que están a punto de hacerlo y que además te entrega el dinero suficiente para solucionar los problemas de estas personas y tú tienes que decidir si apretarlo o no... algo la verdad bastante difícil y complicado.
Esta idea del crimen justo es un poco compleja y larga, en primer lugar propone dos tipos de personas: las ordinarias y las extraordinarias, que como nos anuncia el significado de estas, son personas del rebaño y que resaltan del rebaño, respectivamente. Pues bien, de este primer grupo de personas destaca la “cualidad” de que pueden tener un prematuro convencimiento de que son personas extraordinarias, pero acaban dándose cuenta de que no lo son debido a que no sen capaces, ni mucho menos de poner en práctica pensamientos e ideales hechos por sí mismos, y en cambio el segundo grupo de personas, según el escritor de esta novela son capaces de pensar y de poner en práctica sus ideales y lograr un tremendo éxito tras efectuar dichas acciones. Esto aparentemente parece, lógico y evidente, sin embargo Fiodor Dostoiewski, propone que estas personas extraordinarias, si lo ven necesario pueden cometer crímenes a la ligera para hacer que sus ideas y pensamientos se lleven a cabo, porque conllevarán a un bien común mejor. Estos crímenes pueden ser “pequeños” como el hurto o la difamación o en contra parte de gran envergadura como el asesinato de una persona.

A parte de todas estas ideas, nuestro personaje dice implícitamente que al fin y al cabo esas personas extraordinarias que han cometido crímenes para que sus ideas prevaleciesen en el futuro logrando así un bien común, cometieron a veces crímenes que ahora no lo son, por ejemplo Copérnico, el importantísimo astrónomo, al proponer su idea se creía que había cometido un crimen terrible y herético, cuando únicamente se había acercado un poco más a la verdad.
En resumen que apoya la opinión de que todos nosotros cometemos acciones normales actualmente pero crímenes anteriormente, como el matrimonio entre un hombre blanco y una mujer afroamericana o africana, cosa que estaba terminantemente prohibida pero que como era una injusticia y una aberración no permitirlo, llegó la época en que ya no se condenó.
Para concluir, teniendo en cuenta las dos ideas fundamentales expuestas y criticadas (de forma constructiva) previamente, únicamente afirmar que el crimen justo es injusto e inexistente, pues todos poseemos la misma dignidad por el hecho de ser personas y eso es irrefutable. Y que una persona puede cometer crímenes siempre y cuando la ley que quebrante sea totalmente injusta y vaya contra la naturaleza humana, como por ejemplo la antigua ley ya obsoleta de que la mujer no podía votar, es una tremenda injusticia pues entre hombre y mujer no hay diferencias en cuanto a la dignidad y todo lo que esta conlleva, indiscutiblemente.
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