25/03/2017

El Últ!mo N@c!on@l!$mo, el E$p@ñol.

Al vivir más de 22 años en València, uno se siente tan valenciano como español, y viceversa (¡Qué soberbia la mía! ¡Yo hablando de mí mismo en 3ª persona!). Este planteamiento no sería válido ni para ciertas personas catalanistas ni españolistas, las cuáles te dirían en según qué idioma: “estás equivocadx”. Entonces tú como buenx ciudadanx les explicarías que en tus sentimientos de nación no entra nadie, sino que mandas tú, o básicamente coges el camino fácil y seguro pasando completamente de ellxs. Y esto, señorxs, sería un acto político no institucional como cualquiera. Mas dejando a un lado, tan solo por un momento, estos planteamientos, paso a introducir otra vez el tema de las naciones y las nacionalidades. Sí, seguramente ya lo habré tratado en un artículo en este blog, llevo más de 100 artículos escritos (y los que no veis, o los que quedan…), pero como todo fluye y nada es pues lo vuelvo a traer muy a colación de la actualidad política de los últimos dos años. Con varias plurinacionalidades, anacionalidades… al fin y al cabo,  es lo que toca. Y como el enfoque de nación que quiero tratar ahora, no está relacionado de ninguna forma con el respeto o atentado contra los DDHH (aunque sí de las opiniones), pues, me permitiré algunas licencias. Verdades absolutas sobre esto no hay, ya que al fin y al cabo, son sentimientos los que imperarán la nacionalidad real de la persona.


Una nación es una entidad cultural, lingüística, social, histórica, sentimental, política y a veces institucional (pues hay naciones sin estado, véase Kurdistán, Euskadi o Catalunya entre otras y con sus diferencias). E incluyo lo de sentimental por aquello que decía Chavela Vargas: “lxs mexicanxs nacemos donde nos da la rechingada gana”. Esto tiene una traducción muy directa en España, nación de naciones, y es que tú no eres nadie para decirle a unx gallegx, catalánx, vascx, valencianx, canarix… que son españolxs y que deben sentirse de ese modo, a no ser que quieras entrar en el absurdo juego del nacionalismo español o españolismo.

Y es que hay que descubrir por fin al nacionalismo español, de derechas por cierto. El nacionalismo español como tal es claramente el remanente franquista que todavía se empeña en no morir en estos años que corren. Un nacionalismo que se olvida de la historia, trata de extinguir la cultura no (supuestamente) españolista y criticar ferozmente a quiénes traten de hacer lo contrario, y subordinar cualquier lengua que no sea español (ya que no lo puedes llamar castellano, pues sino eres unx despiadadx independentista) a la cooficialidad ficticia o directamente al olvido u odio lingüístico institucional.
 
La republicana unía más. Creo yo...
Primero obviando la historia de España y sus naciones ¿Cómo? En la “batalla” por la centralización institucional y artificial. España “únicamente” fue centralizada durante la dictadura fascista y franquista (pues aunque queden remanentes de ello, al menos ahora existen las autonomías… ¡café para todxs!). Y es que las diputaciones quizá sí sean inútiles, habría que analizarlo, pero reducir el estado español a lo que es válido para Madrid o Castilla me parece una estupidez. El autogobierno sirve para gestionar los recursos que da y garantiza cada tierra y su sociedad “autóctona”, y garantizar los derechos básicos para su ciudadanía, ya que estaremos de acuerdo en que Madrid no tiene el mismo problema de paro juvenil que Andalucía, o Euskadi no tiene el mismo problema ecológico y contaminante de Madrid, cosas de la capitalidad y los desgobiernos populares (recuerdo que los populares son esa mafia corruPPta que se hacen llamar moderados…) respectivamente, o al menos eso supongo.

Quizá el tema institucional y burocrático sea un tanto más cochambroso de explicar, pero ¡con la cultura hemos topado! Y es que he de admitir que mi ejemplo favorito es la tauromaquia, recurso de muy dudosa calidad artística y alto valor torturador que al nacionalismo español más rancio, apasiona. Los toros, afición favorita de Esperanza Aguirre, alias: la condesa de “tol facherío”, evidentemente es un tipo de tortura que no agrada a la mayoría, pero como se lo toques al nacionalismo español te puedes llevar una buena reducción de los fondos de liquidez autonómica. Catalunya fue la primera autonomía (o si gustáis nación) que decidió, sabiamente, prohibir la tauromaquia, al menos en plazas de toros. Las reacciones del nacionalismo español no se hicieron esperar, ignorando que esta abolición se trataba de llevar a cabo una mayor defensa de los derechos de los animales y no ninguna ofensa a la cultura españolista (mayoritariamente de derechas, escasas veces verás a un político independentista criticando la poesía de Lorca; Esperanza seguro que se lo pensaría dos o tres veces). Porque la cultura española nada tiene que ver con la españolista (Sí, hasta para la cultura tenemos ideologías).

Sobre la lengua podríamos también escribir miles de artículos. Yo , aunque supongo que con el resto pasará algo similar, hablaré del caso que mejor conozco porque lo he vivido, y es el caso del català o como lo llamamos en el País Valencià, valencià. Lengua totalmente subordinada, anecdótica y discriminada tanto en el colegio o las instituciones como el la vida pública en general. Sin obviar el hecho de que el País Valencià (PV) es el único territorio europeo con lengua propia sin medios de comunicación públicos que informen en dicha lengua ¡Ni TV3 (TV catalana) nos dejan ver! Sé que el caso de mi territorio es especial pero es increíble lo poco que se valora una lengua que se habla en un territorio de más de 13.000.000 de personas, una lengua con más de 9.000.000 de hablantes… Nadie cuestiona el finés o el valón incluso, que no sobrepasan los 7.000.000 de hablantes ¡Pero claro! ¡Es que en el PV también se habla castellano! ¡¿Para qué hablar y aprender valencià?! Pues evidentemente porque el conocimiento nos hace libres. Si tú no estudias nunca valenciano, jamás podrás decidir hablarlo o no, en cambio, si lo estudias, podrás escoger no hablar o hablarlo libremente. Si no conoces algo, evidentemente jamás podrás decidir ponerlo en práctica. Esto parece razonable, pero para personas que pecan un poco de nacionalismo español esto es un sinsentido. Yo estudiaba 3 míseras horas de valencià a la semana, en la escuela ¡Y porque entraba en el selectivo! ¡Y encima te dicen que son demasiadas! ¡Que le quita horas al inglés! ¡Pero si también dábamos 3 míseras horas de inglés a la semana! ¡Pero si es mi cultura! ¡Es una lengua que quiero conocer! ¿Por qué no debo poder aprenderla y usarla?



Concluyendo que ya me alargo demasiado. No estoy criticando a nadie que se sienta español, yo mismo me siento español, si no os lo creéis id al principio del artículo. Nadie me puede decir que yo no me sienta español, pero como ya he dicho en otras ocasiones, para mí ser español es poder emocionarme con un poema de Pedro Lezcano, Rosalía de Castro, Lorca,  Estellés, Espriu, Pardo bazán o Maria Mercè Marçal. El nacionalismo español como otros sentimientos de nación tan excluyentes solo sirven para separar y empobrecer las culturas. Llevar una bandera de España casa perfectamente con leer Nosaltres els valencians de Joan Fuster, claro que, eso el nacionalismo español no lo entiende. Y me encantaría demostrárselo a españolistas como Esperanza Aguirre y muchxs amigxs que tengo (no hace falta irse tan lejos) ¡lo que os estáis perdiendo! ¡Os perdéis una cultura tremenda por los dichosos prejuicios! Y ya saltando un poco el tema más sentimental, finalizaré ya, diciendo que aquello que llaman los medios españolistas de derechas como nacionalismo, independentismo o separatismo ¡no separa tanto como el nacionalismo español! Ignorar a una nación por creerse superior a ella es irresponsable cuanto menos. Es cierto que partidarios de la independencia de naciones como Catalunya o Euskadi podrían decir más a menudo, que de quién quieren independizarse es del estado español, ¡no del pueblo español y su cultura! Aunque también entiendo la frustración que supone que un medio de comunicación (como Antena 3, buscad es caso de la periodista que hablaba valencià pero no lo entendía en las señales de tráfico…) y una mafia corruPPta imPPutada o sus cómplices (sucedáneos/C’s), chafen tu voz continuamente, alegando inverosimilitudes como que eres unx separatista carnívorx, un etarra asesinx, o que quieres separar la nación que sea… Nos queda la paciencia y la pedagogía política ¡Adelante!

17/03/2017

Crón!c@$ de l@ ment!r@ de$t@p@d@

Me ha parecido correcto parodiar el título de la novela de relatos de Pere Calders: Cròniques de la veritat oculta, con el objetivo de platicar sobre la LGTBI/GSRDIfobia y en especial la transfobia. Algunxs hablan de aquello de que no hay mal que por bien no venga ahora, eso sí, no dicen nada de la reparación de los daños.

A raíz de un mensaje en pro de los derechos de lxs personas transexuales/transgénero (trans) y concretamente de lxs niñxs trans, que básicamente decía que había niños con vulva y niñas con pene, cierta organización fanatista y fascista que solo desea infundir terror en las personas LGTBI/GSRDI y en las mujeres, de la que me niego a mentar ni tan siquiera el nombre, pensó que era una buena idea poner un autobús con el dinero de todxs (porque recordemos, por si no lo sabéis todavía, es una organización de “interés público” para el Partido popular y en especial al exminitro Fernández Díaz) el mensaje tránsfobo que rezaba aquello de que solo los niños tenían pene y solo las niñas vulva, como si alguna supuesta verdad científica (recalco lo de supuesta) pudiese estar por encima de la identidad de género que siente una persona.

Al ver que la reacción de rechazo por parte del colectivo y por parte de la sociedad en general era casi unánime, esta cobarde organización reculó escondiéndose en el supuesto y presunto de que al criticar nosotrxs y en especial el colectivo trans el mensaje de odio e intolerancia que proclamaron públicamente a ojos de cualquiera, les estábamos vulnerando su libertad de expresión. El problema, evidentemente no fue ese, que estas personas en sus retorcidas mentes prehistóricas piensen que criticar la LGTBI/GSRDIfobia y en especial la transfobia sea coartar su libertad de expresión es obvio que es su paupérrima herramienta para disimular la escasa humanidad que presentan, el problema viene cuando se le dan más espacios.
 
¿Cuál debe ser la respuesta de lxs jefxs de estos espacios públicos? Muy sencillo, dar y seguir dando voz a lxs víctimas y supervivientes de la LGTBI/GSRDIfobia. La LGTBI/GSRDIfobia tiene recursos suficientes para publicitar su odio, por esto hemos de combatir estos recursos contando las historias y las luchas de las personas del colectivo.
Hemos de recordar la historia de Gwen Araujo, Brandon Teena, Alan, y tantas otras personas trans asesinadas por la transfobia, hemos de recordarlxs para honrar sus memorias y luchar para que no se repitan de nuevo sus asesinatos tanto directos como indirectos. Los medios de comunicación deberían mostrar las historias de superación de Sylvia Rivera, Marsha P. Johnson o de nuestra Carla Antonelli o Melu y otras muchísimas personas trans no famosas ¿Por qué no contar sus vivencias y sus luchas en vez de publicitar el odio? ¡Ya sabemos lo que dice el odio! ¡Apaguémoslo con programas, textos e incluso clases de historia LGTBI/GSRDI, racial y de las mujeres! ¿Por qué no programas de radio o TV y entrevistas a personas trans y a familiares de niñxs trans? ¡Queremos saber sus historias para poder mejorar como sociedad! ¡Queremos conocerlxs para que la ciencia cese en su comportamiento paternalista para con estas personas! En suma ¡Necesitamos escuchar lo que las personas trans tienen que decirnos! Que solo quieren ser felices.


Lo cierto es que viendo lo que opinaban las personas de esta organización sobre el colectivo LGTBI/GSRDI pues sí, te provocan miedo momentáneo, sin embargo, luego piensas en cómo estabas antes y los derechos que se van ganando y solo te puedes decir lo siguiente: ¡ni un paso atrás! Las personas LGTBI/GSRDI que lucharon antes que nosotrxs no lo hicieron para que sintiéramos más miedo que ellxs, así que es nuestro deber para con ellxs y para con una sociedad más justa deseada, no plantearnos el retroceder, todo lo contrario, ¡permitámonos ser felices! ¡no es hora de esconderse! no es hora de amedrentarse, ellos tienen el odio así que nosotrxs tendremos que sacar los besos, el amor, la tolerancia, el respeto, el compromiso y sobretodo ¡los tacones! Y si no todxs a bailar Born this way de Lady Gaga ¡Que eso sí que podemos todxs!