No sé. son esas cosas que te vienen a la cabeza en los
momentos menos esperados: ¿puedo ser católico y de izquierdas? Quizá no es solo
que puedas, sino que deberías. O quizá tampoco ¿Y si lo tratamos de analizar?
Creo que como católico y partidario de lo que se identifica como izquierdas o
progresismo, o de la mayoría o de lxs de abajo… puedo dar un punto de vista con
el que muchxs pueden sentirse identificadxs. Y es que en este espacio he
analizado muchas veces lo que significa para mí la izquierda, y que básicamente
es el planteamiento de la guerra contra la desigualdad desde sus orígenes, sus
raíces (por eso lo de que la izquierda siempre tiene que ser radical). Es un
modo de ver la vida y de trabajar que consiste en utilizar las herramientas
necesarias desde un colectivo para inferir en el individuo y así garantizar sus
derechos individuales, consiguiendo así un buen suelo para trabajar sobre las
colectividades. Es un método de organización de comunidades bajo la premisa de
que quién es más fuerte es quién más debe ayudar, para así anular los
privilegios adquiridos de una manera u otra, como por ejemplo al nacer hombre y
no mujer.
Pese a que el catolicismo tiene muchísimas discusiones con
la izquierda y muchos de los movimientos sociales, estas las dejaré para otro
artículo posterior a este, en el que además describa los acuerdos que tiene el
catolicismo con la derecha. Hoy ya digo que prefiero centrarme en el
progresismo y lo que posee el catolicismo del mismo. En el Nuevo Testamento,
por ejemplo con su culminación en aquello de “amarás a Dios y al prójimo como a
unx mismo y sobre todas las cosas”… quedan claras las intenciones progresistas.
Amar en esta frase puede significar infinitud de actos, me quedo con el que
sería sinónimo de respetar ¿no? Parece sensato respetar a todxs sobre todas las
cosas, aceptar el hecho de la existencia espiritual humana que va más allá de
lo material y así poner otro ladrillo más en la construcción del ser humano.
Respetar a nuestros semejantes o relacionarnos sanamente con ellxs es algo
natural y seguramente anclado en nuestra forma de ser como humanxs; somos seres
sociables y nos interesa por tanto sociabilizar con el prójimo, con lo cual,
evidentemente, necesitamos respetarlo y amarlo.
No obstante ¿cómo podemos respetar y amar al prójimo cuando
este no es como nosotrxs? Jesucristo nos aboga a amar al prójimo
independientemente de todo, de su sexo, se su género, se su orientación sexual,
del color de su piel, de su cuerpo, de la cantidad de cosas que posea, de su
funcionalidad, de su nación o país, de sus ideas políticas… ya me entendéis,
claro que esta es la lectura que le hago yo mismo, pues soy una persona que me
considero católico aunque también tengo dudas razonables de fe que trato de
trabajar, pero repito es la lectura que hago yo, no represento a ninguna
persona más que a mí y a quién quiera adherirse a estas opiniones sobre una
corriente política y una religión, eso que quede por delante. Sobre todo
también lo digo porque amar y respetar al prójimo también es respetar sus
derechos como ser humano y como hijx de Dios. Como por ejemplo, el derecho a
opinar, a la libertad de expresión.
Al fin y al cabo, el hecho que creemos lxs católicos de que
somos hijxs de Dios, es uno de los tantos denominadores comunes que nos deben
llevar a respetar y una forma de hacerlo es garantizando que nuestras acciones
no dañen directa o indirectamente al prójimo. Es decir, evidentemente, si
agredo al prójimo, si le insulto u otras canalladas, pues no le estoy respetando
lo más mínimo. Aunque claro, si respeto al prójimo directamente, pero luego me
llevo algo que ha puesto una comunidad en común, con todos los métodos con los
cuales se puede hacer esto, véase evadir impuestos, defraudar a hacienda…
¿estoy respetando los derechos del prójimo? ¿le estoy amando? Por lo mínimo
indirectamente no estás valorándolo. Y eso de católico no tiene mucho. O por
ejemplo: si trato de sacar información del que no piensa como yo, para
garantizar la supervivencia de un bien que yo considero superior ¿Estoy obrando
bien? ¿El fin, justifica a los medios? ¿Se puede hacer el bien, aunque para
lograrlo debas obrar mal? Podríamos poner el ejemplo de la familia rica que
paga más impuestos que la pobre (cosa que no ocurre demasiado, al menos en
nuestro país: España), ¿no sería cruel exigirles que cedan privilegios en pos
de lxs necesitados? En estos casos debemos repasar lo dicho: “Amarás al prójimo
sobre todas las cosas”. Los seres humanos no somos como Dios, que no necesita
alimentarse, vestirse, descansar… Por ende, como debemos amar sobre todas las
cosas, garantizando siempre las propias cosas o suministros básicos, quién
tuviera más, estaría moralmente obligado a dar al necesitadx, pues este, como
ser humano, está por encima de todas las cosas. Ahora bien, si hay una persona que
en vez de convencer a otra de que supuestamente está equivocada, promueve el
juego sucio, por ejemplo como hizo el ministro Fernández Díaz con los partidos
políticos ERC, PDC y Podemos ¿está siendo buen cristiano? ¿No justificaría cualquier actuación, salvaguardar la supuesta
unidad de España o de mi puesto (como si alguno tuviésemos la razón absoluta)? ¡Pues
no! Ya que entre otras cosas, manipular, es una forma de no contar la verdad, y
cuando no la contamos o la tergiversamos, o forzamos nuestra opinión con los
medios que nos dé la gana, estamos usando avaramente lo que hemos puesto todxs
en común: las instituciones. Y por consiguiente, no estamos respetando el pacto
de separación de poderes ni el de libertad de opinión (siempre que se respete
los DDHH), y como ya dije respetar es una forma de amar, con lo cual si hacemos
lo contrario, no estamos siendo buenxs católicxs.
Podríamos poner otros ejemplos de acciones cristianas,
morales y de izquierdas, como por ejemplo garantizar los DDHH de las personas
migrantes no poniéndoles vallas con alambre de espino, intervenir o mejor
dicho, anteponer el bien común a las transacciones económicas privadas,
fomentar el respeto a nuestro planeta y el ecologismo con el objetivo de que
las generaciones venideras y nosotrxs mismxs disfrutemos y respetemos el
derecho a disfrutar de una vida plena en un planeta seguro y limpio, ayudar al
más necesitado, aunque estx no tenga dinero alguno, mediante unos impuestos
justos (que no caridad ni esas estupideces de “papá estado”, lo cual
debatiremos en posteriores artículos)… Es cierto que pareciera que tengo una
opinión muy parcial o reduccionista del catolicismo, pues solo me quedo con lo
que me gusta… pero os remitiré a párrafos anteriores dónde explico el porqué de
todo esto (mi silencio sobre temas relacionados con la fe, o mis desacuerdos
con la Iglesia…), en este preciso artículo. Mas, fundamentalmente, he de decir
que una forma que tenemos las personas para acercarnos a lo que llamamos
espiritualidad, porque trasciende a la muerte (y muchxs no nos resignamos a
creer que nuestros seres queridos no volverán a ser nunca…) a lo que llamamos
Dios, es la religión, en mi caso la católica. Y quería, ene este artículo
lograr responder la pregunta del inicio con argumentos sólidos y explicados.
Así que: ¿se puede ser católico y de izquierdas? Supongo que no será
obligatorio (¿debería serlo?) pero siento que es altamente recomendado, tanto
como lo es dejar a un lado los prejuicios y con memoria, revisar qué dogmas son
equivalentes a lo que persigue la izquierda, que no es otro objetivo que la
igualdad como garantizadora de la libertad, la belleza, la verdad y el bien.
Aunque ya os digo, no os fiéis mucho de mí, al fin y al cabo, yo voté a Podemos…