No es extraño que hechos tan históricos como la lucha de las
sufragistas, o las reivindicaciones de lxs afroamericanxs en pos de la igualdad
racial radical sean llevadas al cine. Claro que con el objetivo de hacer
atractivo, comercial o incluso moderado, aquello que fue realmente una batalla
campal en contra de un sistema opresor para mayor diversión del espectador y
mayor clamor de la crítica más adinerada, a menudo se tiende a alterar la
realidad histórica. Y desgraciadamente, en cuanto a lo que significó Stonewall,
la película que lleva el mismo nombre que aquella legendaria taberna peca, pero
no tanto de luchadora, sino de moderada, conservadora y otros atributos que
iremos desgajando.
Stonewall fue sobre todo un lugar sucio, ¡asqueroso
incluso!, violento (para con el colectivo ¡Cómo no!) y a veces el hecho de
acudir ahí podía suponer una paliza por parte de la policía
cis-heteropatriarcal y corrupta. Me explicaré, rondando los años próximos a
1969, se prohibía vender alcohol a personas LGTBI/GSRDI “declaradas”, es decir,
a personas que no cumpliesen con el estatus cis-heteropatriarcal, por no hablar
de que se les impedía regentar un negocio ¡Y eso en EEUU! Ya os podréis
imaginar qué pasaba en un país totalitario (en aquellos años) como España…
Entonces, lo que ocurría es que personas del colectivo acudían a esa taberna
para poder ser ellxs mismxs, para divertirse, bailar, besarse, vestirse como
les diese la gana, llorar, reír, y en definitiva refugiarse de un sociedad
profundamente LGTBI/GSRDIfoba. Y claro, la mafia asomó.
Resultó que Stonewall era un lugar que la mafia ideó para
vender alcohol a un público necesitado de espacios, desesperado y que pagaría
cualquier precio (dentro de sus precarias situaciones) para poder tener un poco
de calma y de bienestar al menos una vez por semana. Para que al menos, pudiera
unx sentirse vivx tal y como verdaderamente era. Aunque claro, con el alcohol y
la mafia, llegó la policía corrupta y cis-heteropatriarcal a chantajear a la
mafia (que a su vez chantajeaba a aquellas personas del colectivo ¡Dinero por
unas horas para ser como unx era!) y de paso a “pasárselo bien” a costa de
personas del colectivo.
Básicamente la policía hacía redadas al local en cuestión ¿Para
qué? ¿Si la mafia estaba avisada y guardaba el alcohol en esos momentos? Pues
básicamente para ensañarse casi diariamente con las personas del colectivo,
para recordarles que no estaban a salvo ni en ese espacio. Tras las palizas,
violaciones, robos, asesinatos, vejaciones, abandonos familiares y un sinfín de
atrocidades, los héroes y heroínas que frecuentaban el local de la futura
famosa Christopher Street dijeron
basta, y una mujer transgénero latina junto a una Drag queen luchadora por los
derechos de las personas transgénero y transexuales afroamericana decidieron
encender la mecha de lo disturbios de Stonewall y comenzar con la lucha por la
visibilidad y la igualdad del colectivo GSRDI/LGTBI esta vez de forma coral y
colectiva (ese fue el propósito ir unidxs). Y esas legendarias personas eran
Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson.
Sabiendo por lo menos grosso modo lo que ocurrió, podemos decir
muchas cosas de la película: ¡sí! es muy bonita y ¡hace llorar!, ¡pero no
cuenta la verdad!
En esta película se cuentan medias verdades, es una película
comercial sobre una lucha contra el sistema, que el propio sistema vería con
mejores ojos de lo que creemos algunxs…
Tenemos la figura de un chico blanco homosexual (Danny) y
con actitudes masculinas patriarcales. Esta figura es muy importante, pues representa
al “gay bueno”, el chico homosexual perfecto que no tiene excesivas
gestualidades, es “puro”, con un cuerpo atlético y profundamente emprendedor.
Vamos, que al cis-heteropatriarcado casi ni le importa con quién se acueste o a
quién ame, pues sigue haciendo patente la diferencia entre los gais buenos y
gais malos, promiscuos, negros, latinos, asiáticos, con “pluma”, gordos,
femeninos, demasiado delgados, vagos, de clase trabajadora, prostitutos… Es lo
de siempre, me parece bien que haya gais masculinos y femeninos y cómo quieran
ser ¡faltaría más! Y por esto no puedo evitar pensar que esta película peca de
establecer esa tan dañina dualidad entre el gay patriarcal y el que no lo es,
al que hace invisible por ser supuestamente malo y avaro, o incluso supuestamente
“inútil” (lo vemos en la película: como Danny, el homosexual homonormativo
siempre tratando de salir de la calle ¡Cómo es natural! Pero ¿Por qué Ray no
busca un futuro mejor? ¿A caso el activismo no es compatible con una vida mejor?
Yo creo que sí, desgraciadamente no es lo mostrado en la película…) es decir,
establecer la homonormatividad, la homosexualidad que lxs heterosexuales pueden
tolerar, esa homosexualidad en que el hombre no es femenino, evidenciando de
nuevo el machismo y la gordofobia entre otras muchas actitudes.
Desde el colectivo fomentamos la diversidad, por que somos
diversxs y desde luego no sólo somos gais. Y es que en esta película hay un
ocultamiento casi total hacia el colectivo trasngénero, transexual, lésbico, bisexual,
asexual, afroamericano y latino… La película nos muestra a una Marsha P.
Johnson muy divertida sí, al igual que secundaria en las revueltas ¡Ella lanzó
el primer ladrillo y no un chico blanco homonormativo! ¡No pasaría nada en tal
caso! ¡Pero la historia es la que es! Además se siguen ocultando o mostrando
demasiado parcialmente a todas las mujeres lesbianas y personas transgénero y
transexuales que ahí había (por no hablar de las personas de género no binario).
Se muestra demasiado poco sus historias, historias de mujeres y hombres
violadxs y abandonadxs por sus familias o incluso internadas en centros de
supuesta curación donde lxs torturaban diariamente. No se contaron las
historias de las mujeres lesbianas que frecuentaban la taberna con sus novias o
amigxs, y que contaban con el “agravante” de haber nacido mujeres algunas
blancas, otras negras, otras latinas, con lo que ello suponía en una sociedad
acérrimamente machista y racista, en la que quien tenía marido e hijos recibía
palizas y no volvía a ver a sus retoños jamás y además con la ley por delante.
Hay un personaje fundamental en la película, Ray, que ya
digo para aclarar que ni es Sylvia Rivera ni Ray Castro. En mi opinión el
director quiso hacer una fusión entre los dos, es decir, entre un hombre
homosexual y una mujer transgénero. Es cierto que le salió un personaje
divertido, amigable, entrañable, luchador y aunque estereotipado, con el que
muchos nos identificamos. Ray es un buen samaritano que ha sufrido lo indecible
(Sylvia Rivera) pero no es tan importante como el chico homonormativo ¡Y eso
que el director decía que Danny representaba solo al espectadorx!
También nos encontramos con la pandilla de Ray ¡Eso sí que
era diversidad! ¿Por qué no lo extendió a toda la película? Sí es cierto que la
genial queen Conga era magnífica y no le tosía ningún policía
cis-heteronormativo, pero vuelta la mula al trigo ¡Es un personaje secundario!
Ya voy concluyendo diciendo una contradicción clara: la
película emociona pero no cuenta la verdad y distorsiona al colectivo para
hacerlo más atractivo al cis-heteropatriarcado, y lo siento… Seguramente el
director tendría buenísimas intenciones mas no se puede agradar a todo el
mundo, no se puede esconder a las mujeres lesbianas y al colectivo transexual,
ellxs formaron una parte importantísima de la lucha, y si lxs escondes, no
muestras la totalidad de la historia y mientes por ende. Muchxs, después de ver
la película y leer esta crítica diréis que soy muy cruel con Danny. No es mi intención,
Danny es un personaje con el que nos emocionamos cuando sufre, sin embargo no
podemos admitir ni el Whitewashing ni la dualidad (que debería ser inexistente)
entre gais homonormativos y no homonormativos. Seguiremos analizando más
películas “a nuestro modo”, pero esta es mi opinión y ninguna otra cosa más.
Esperemos con ansias a ver Happy birthday
Marsha, un proyecto filmográfico independiente y transfeminista LGTBI/GSRDI
con un reparto más realista e inclusivo para con las mujeres, el colectivo transgénero
y el colectivo homosexual afroamericano y latino, en fin un reparto más fiel
con la verdadera historia de estxs héroes y heroínas.