Realmente
este artículo no va a ser una revisión de ninguna película en concreto porque
el fenómeno que vengo a relatar no es exclusivo del cine sino que aparece en
todos los ámbitos que tratan de contar historias: novela, literatura, series de
televisión, obras de teatro, cine o incluso videoclips. Si bien es cierto que
me quiero centrar en el cine, el séptimo arte y el más universal actualmente,
además de accesible, claro ¿Analizar qué concepto? El del queerbaiting. Un término
que me sorprendió al ver uno de los vídeos de la magnífica activista feminista
y lesbiana Rowan Ellis1, sin el cual este artículo no hubiera sido de ningún modo posible. En el mismo hace un recorrido sobre la
evolución del tratamiento que hace la pantalla hacia el colectivo de personas
con identidades, orientaciones y expresiones de género diversas, intersexuales
y asexuales que desde ahora paso a llamar LGTBIAQ+. No las películas
comprometidas con el colectivo sino las destinadas a público en general, las
comerciales, las “transversales” en resumidas cuentas.
Empezaríamos
con el queercoding que no es otra cosa que la caracterización
artificial y forzada de un personaje mayoritariamente antagonista, malvadx, o
eternx secundarix con atributos clásica y patriarcalmente asociados al
colectivo LGTBIAQ+. Y con atributos me estoy refiriendo más concretamente a la expresión de género, que para quién
esté más pez no es otra cosa que cómo actuamos según nuestro género1: desde las
gestualidades, gustos o estilos y que coloquialmente se denomina como pluma o
martillo. Queercoding significa relacionar
lo éticamente punible a la LGTBIAQ+ y lo observamos en numerosas películas y
series, en especial las infantiles, ya sabéis para ir aderezando el caldo de
las estructuras cisheteropatriarcales. Jafar de Aladdin, Úrsula de La
Sirenita, James del Team Rocket
de Pokémon, el gobernador Ratcliff de
Pocahontas de Disney, Scar de El rey león, Orochimaru de Naruto Shippuden, Nagito Komaeda de Superdanganronpa 2 Goodbye despair, el
Capitán garfio de Peter Pan o Shego
de Kim Possible por poner algunos “escasos”
ejemplos2, 3, 4, 5, 6, 7. Como veis muchxs son personajes que
adoramos de nuestra niñez, y no tan niñez.
Es
conocido que la expresión de género no está directamente relacionada con la
orientación sexual o la identidad de género, no obstante también es cierto que
dentro del colectivo ha existido siempre más, y digo más que no es lo mismo que
completa, aceptación por las expresiones de género no normativas. Pero el queercoding es ir demasiado lejos,
constantemente relacionar lo malvado1 a lo diverso y estereotiparlo hasta el
extremo de hacerlo artificial y en una sociedad donde mayoritariamente no se
comprende la diversidad sexual y de género estos actos son un crimen ¿Por qué
no son protagonistas? ¿Por qué siempre son malvadxs y cobardes1, 8?
A
raíz de luchas como la de Stonewall y otras revueltas y revoluciones sexuales y
de género la industria cinematográfica no ha tenido más remedio que incluir
personajes con orientaciones sexuales diversas para atraer al público LGTBIAQ+,
en especial al público homosexual masculino. Ya sabéis que el sistema solo
acepta una rareza9. Dejan atrás la expresión de género haciéndola
normativa y escogen a un personaje principal que sazonarán con escasas muestras
de afecto hacia personas de su mismo género. No tendrá ningún tipo de
relevancia para la trama pero ahí queda el cupo de representación LGTBIAQ+ sin
ser ni tan siquiera representación ni tampoco una molesta para el intolerante.
Porque así intersecciona también el cisheteropatraiarcado con el capitalismo:
conocen cómo de necesitadxs estamos de referentes, sobretodo en nuestras etapas
de la vida más tempranas, que saben que con un poco de representación va a
haber una notable satisfacción del público LGTBIAQ+ haciendo además que el
resto de público cisheterosexual no deje de sentirse un poco menos
representados puesto que al final esos personajes son siempre fielmente
cisheterosexuales8 y si se me permite decirlo monógamos también10.
La
práctica del queerbaiting o de pescar con anzuelo a las personas del
colectivo no es algo que esté mal visto, de hecho te podrás sorprender de cómo
personas cercanas cisheterosexuales te confirman cómo de contentxs están de que
haya representación LGTBIAQ+ en sus series/películas favoritas cuando esxs
personajes como único acto “subversivo” cometido ha sido el de besarse, darse
de la mano o experimentar. Actos tan legítimos como vacíos de contenido de
reivindicación por la igualdad ¿Queréis ejemplos? Pues tenemos a Sherlock y
Waston con Benedict Cumberbatch, aparece también a Stiles dentro de la serie Teen woolf o la extremadamente descarada
relación de “amistad” entre Steve Rogers y Bucky del universo cinematográfico
de Marvel o MCU. Algunxs pensarán que el queerbaiting
masculino no es más que una fiel representación de las nuevas masculinidades, que no es más que una legítima muestra de
afecto más entre amigos. Curiosamente escasas veces esta sensación se acaba
correspondiendo con lo verdaderamente experimentado por las personas del
colectivo. No estamos siendo punitivxs con la experimentación de las personas
cisheterosexuales pero ahí quizá debéis hacer vosotros un ejercicio de
sinceridad y ver si verdaderamente establecéis relaciones tan cercanas con
otros hombres cisheterosexuales continuamente o lo que yo considero que es más
certero: es la excepción8.
El
queerbaiting perpetúa la idea
preconcebida de que en el colectivo existe un conformismo representativo
continuo. Quiénes hemos vivido en la soledad durante nuestra adolescencia11,
quiénes hemos experimentado la clandestinidad, quienes hemos vivido gran parte
de nuestra vida como personas que realmente no éramos no podemos tolerar al queerbaiting como la constante forma de
brindarnos referentes. No podemos permitírnoslo, sobretodo por lxs adolescentes
LGTBIAQ+ que están y lxs que vendrán. Porque básicamente no se puede contentar
al colectivo y a quiénes nos discriminan, hay que elegir. Por no hablar del
papel de muchos besos o acercamientos entre personajes del mismo género para
agradar a ciertas personas cisheterosexuales.
“A
toro pasado todo son pulgas”.
Simultáneo
al fin del queercoding, a la
continuación del queerbaiting está
naciendo una nueva fase que esperemos sea la última: el queercatching. Se trata
de incluir personajes con una identidad, expresión u orientación sexual no
normativa con una función y desarrollo en la historia que anula por completo
cualquier muestra de significante LGTBIAQ+. Otra modalidad del queercatching es la de mostrar
personajes diversxs de manera forzada y secundaria al guión principal
demostrando una situación de tira y afloja bastante evidente: dentro de las
producciones de historias destinadas a libros o sobretodo la pequeña y la gran
pantalla es inevitable que participen
profesionales LGTBIAQ+ no dispuestxs a tolerar queerbaiting o ausencia
de referentes como también es probable que haya profesionales que piensen lo
contrario, claro8. Por lo tanto la industria se ve obligada a
introducir mensajes positivos para el colectivo pero, como dije, de manera
posterior o puntual. Pondré dos ejemplos bastante ilustrativos, entiendo que de
los tres términos quizá el queercatching
es el más complejo. Un ejemplo es el de Dumbledore. Después de que l adorada J.
K. Rowling escribiese los libres de Harry Potter, y antes de estrenarse una de
las últimas películas, ella misma conformaba que el director de Hogwarts era
homosexual. Sin embargo en los años posteriores, al estrenarse la segunda
precuela Fantastic beasts: The crimes of
Grindelwad, no se mostró ninguna referencia o muestra de afecto entre
Dumbledore y Grindelwald pese a ser, su amor, ya confirmado o lo que es lo
mismo: canon. El otro ejemplo es el de Avengers
Endgame ¿ya sabéis cuál no? Los hermanos Russo prometieron incluir un
personaje LGTBIAQ+ y entonces cogió Joe Russo y se incluyó a él mismo en una
escena hablando de que había tenido una cita con otro hombre, sin tener
relevancia alguna para la trama, de un modo extraordinariamente forzado y
artificial12... Sí señorxs esta es la representación que nos brinda
el MCU y menos mal que tenemos a la Capitana Marvel, porque ni a Valquiria la
pudimos ver como referente.
El
cine transversal tiene que entender que la representación forzada no es mejor
que la ausencia de la misma. Y sé que hablo desde mi privilegio de ser un
hombre gay-marica porque mis compañerxs lesbianas, bisexuales, transgénero11,
asexuales o intersexuales no tienen ni esas migajas de representación en
comparación. Al queercoding le
decimos que no nos importa ser malxs, pero no por ser LGTBIAQ+; al queerbaiting le exigimos respeto a
quienes desconocen la soledad de no poder expresarte, sentirte o identificarte
de forma segura como quien realmente eres y por último al queercatching le deseamos una feliz y pronta muerte para que deje
nacer, no a lo nuevo sino a lo igualitario: la presencia de referentes
integradxs en las historias narradas o filmadas. Entrar en una película no
debería ser considerado como un regalo, ¡tener referentes LGTBIAQ+ es luchar por
los derechos de todxs lxs humanxs!
2)
https://www.pride.com/geek/2019/4/07/10-queer-coded-gay-villains-our-childhood#media-gallery-media-0
4)
https://queertheorymedia.wordpress.com/2017/10/29/queer-coding-and-how-to-bring-your-kids-up-gay/
10)Brigitte Vasallo, Pensamiento monógamo terror
poliamoroso, 2018
12)https://www.fotogramas.es/noticias-cine/a27280605/vengadores-endgame-personaje-gay-cameo-joe-russo/