05/12/2019

C!nemátic@ (XI): Queerba!t my @$$ !


Realmente este artículo no va a ser una revisión de ninguna película en concreto porque el fenómeno que vengo a relatar no es exclusivo del cine sino que aparece en todos los ámbitos que tratan de contar historias: novela, literatura, series de televisión, obras de teatro, cine o incluso videoclips. Si bien es cierto que me quiero centrar en el cine, el séptimo arte y el más universal actualmente, además de accesible, claro ¿Analizar qué concepto? El del queerbaiting. Un término que me sorprendió al ver uno de los vídeos de la magnífica activista feminista y lesbiana Rowan Ellis1, sin el cual este artículo no hubiera sido de ningún modo posible. En el mismo hace un recorrido sobre la evolución del tratamiento que hace la pantalla hacia el colectivo de personas con identidades, orientaciones y expresiones de género diversas, intersexuales y asexuales que desde ahora paso a llamar LGTBIAQ+. No las películas comprometidas con el colectivo sino las destinadas a público en general, las comerciales, las “transversales” en resumidas cuentas.


Empezaríamos con el queercoding que no es otra cosa que la caracterización artificial y forzada de un personaje mayoritariamente antagonista, malvadx, o eternx secundarix con atributos clásica y patriarcalmente asociados al colectivo LGTBIAQ+. Y con atributos me estoy refiriendo más concretamente a la expresión de género, que para quién esté más pez no es otra cosa que cómo actuamos según nuestro género1: desde las gestualidades, gustos o estilos y que coloquialmente se denomina como pluma o martillo. Queercoding significa relacionar lo éticamente punible a la LGTBIAQ+ y lo observamos en numerosas películas y series, en especial las infantiles, ya sabéis para ir aderezando el caldo de las estructuras cisheteropatriarcales. Jafar de Aladdin, Úrsula de La Sirenita, James del Team Rocket de Pokémon, el gobernador Ratcliff de Pocahontas de Disney, Scar de El rey león, Orochimaru de Naruto Shippuden, Nagito Komaeda de Superdanganronpa 2 Goodbye despair, el Capitán garfio de Peter Pan o Shego de Kim Possible por poner algunos “escasos” ejemplos2, 3, 4, 5, 6, 7. Como veis muchxs son personajes que adoramos de nuestra niñez, y no tan niñez.

Es conocido que la expresión de género no está directamente relacionada con la orientación sexual o la identidad de género, no obstante también es cierto que dentro del colectivo ha existido siempre más, y digo más que no es lo mismo que completa, aceptación por las expresiones de género no normativas. Pero el queercoding es ir demasiado lejos, constantemente relacionar lo malvado1 a lo diverso y estereotiparlo hasta el extremo de hacerlo artificial y en una sociedad donde mayoritariamente no se comprende la diversidad sexual y de género estos actos son un crimen ¿Por qué no son protagonistas? ¿Por qué siempre son malvadxs y cobardes1, 8?



A raíz de luchas como la de Stonewall y otras revueltas y revoluciones sexuales y de género la industria cinematográfica no ha tenido más remedio que incluir personajes con orientaciones sexuales diversas para atraer al público LGTBIAQ+, en especial al público homosexual masculino. Ya sabéis que el sistema solo acepta una rareza9. Dejan atrás la expresión de género haciéndola normativa y escogen a un personaje principal que sazonarán con escasas muestras de afecto hacia personas de su mismo género. No tendrá ningún tipo de relevancia para la trama pero ahí queda el cupo de representación LGTBIAQ+ sin ser ni tan siquiera representación ni tampoco una molesta para el intolerante. Porque así intersecciona también el cisheteropatraiarcado con el capitalismo: conocen cómo de necesitadxs estamos de referentes, sobretodo en nuestras etapas de la vida más tempranas, que saben que con un poco de representación va a haber una notable satisfacción del público LGTBIAQ+ haciendo además que el resto de público cisheterosexual no deje de sentirse un poco menos representados puesto que al final esos personajes son siempre fielmente cisheterosexuales8 y si se me permite decirlo monógamos también10.

La práctica del queerbaiting o de pescar con anzuelo a las personas del colectivo no es algo que esté mal visto, de hecho te podrás sorprender de cómo personas cercanas cisheterosexuales te confirman cómo de contentxs están de que haya representación LGTBIAQ+ en sus series/películas favoritas cuando esxs personajes como único acto “subversivo” cometido ha sido el de besarse, darse de la mano o experimentar. Actos tan legítimos como vacíos de contenido de reivindicación por la igualdad ¿Queréis ejemplos? Pues tenemos a Sherlock y Waston con Benedict Cumberbatch, aparece también a Stiles dentro de la serie Teen woolf o la extremadamente descarada relación de “amistad” entre Steve Rogers y Bucky del universo cinematográfico de Marvel o MCU. Algunxs pensarán que el queerbaiting masculino no es más que una fiel representación de las nuevas masculinidades, que no es más que una legítima muestra de afecto más entre amigos. Curiosamente escasas veces esta sensación se acaba correspondiendo con lo verdaderamente experimentado por las personas del colectivo. No estamos siendo punitivxs con la experimentación de las personas cisheterosexuales pero ahí quizá debéis hacer vosotros un ejercicio de sinceridad y ver si verdaderamente establecéis relaciones tan cercanas con otros hombres cisheterosexuales continuamente o lo que yo considero que es más certero: es la excepción8.

El queerbaiting perpetúa la idea preconcebida de que en el colectivo existe un conformismo representativo continuo. Quiénes hemos vivido en la soledad durante nuestra adolescencia11, quiénes hemos experimentado la clandestinidad, quienes hemos vivido gran parte de nuestra vida como personas que realmente no éramos no podemos tolerar al queerbaiting como la constante forma de brindarnos referentes. No podemos permitírnoslo, sobretodo por lxs adolescentes LGTBIAQ+ que están y lxs que vendrán. Porque básicamente no se puede contentar al colectivo y a quiénes nos discriminan, hay que elegir. Por no hablar del papel de muchos besos o acercamientos entre personajes del mismo género para agradar a ciertas personas cisheterosexuales.

“A toro pasado todo son pulgas”.

Simultáneo al fin del queercoding, a la continuación del queerbaiting está naciendo una nueva fase que esperemos sea la última: el queercatching. Se trata de incluir personajes con una identidad, expresión u orientación sexual no normativa con una función y desarrollo en la historia que anula por completo cualquier muestra de significante LGTBIAQ+. Otra modalidad del queercatching es la de mostrar personajes diversxs de manera forzada y secundaria al guión principal demostrando una situación de tira y afloja bastante evidente: dentro de las producciones de historias destinadas a libros o sobretodo la pequeña y la gran pantalla es inevitable que participen  profesionales LGTBIAQ+ no dispuestxs a tolerar queerbaiting o ausencia de referentes como también es probable que haya profesionales que piensen lo contrario, claro8. Por lo tanto la industria se ve obligada a introducir mensajes positivos para el colectivo pero, como dije, de manera posterior o puntual. Pondré dos ejemplos bastante ilustrativos, entiendo que de los tres términos quizá el queercatching es el más complejo. Un ejemplo es el de Dumbledore. Después de que l adorada J. K. Rowling escribiese los libres de Harry Potter, y antes de estrenarse una de las últimas películas, ella misma conformaba que el director de Hogwarts era homosexual. Sin embargo en los años posteriores, al estrenarse la segunda precuela Fantastic beasts: The crimes of Grindelwad, no se mostró ninguna referencia o muestra de afecto entre Dumbledore y Grindelwald pese a ser, su amor, ya confirmado o lo que es lo mismo: canon. El otro ejemplo es el de Avengers Endgame ¿ya sabéis cuál no? Los hermanos Russo prometieron incluir un personaje LGTBIAQ+ y entonces cogió Joe Russo y se incluyó a él mismo en una escena hablando de que había tenido una cita con otro hombre, sin tener relevancia alguna para la trama, de un modo extraordinariamente forzado y artificial12... Sí señorxs esta es la representación que nos brinda el MCU y menos mal que tenemos a la Capitana Marvel, porque ni a Valquiria la pudimos ver como referente.


El cine transversal tiene que entender que la representación forzada no es mejor que la ausencia de la misma. Y sé que hablo desde mi privilegio de ser un hombre gay-marica porque mis compañerxs lesbianas, bisexuales, transgénero11, asexuales o intersexuales no tienen ni esas migajas de representación en comparación. Al queercoding le decimos que no nos importa ser malxs, pero no por ser LGTBIAQ+; al queerbaiting le exigimos respeto a quienes desconocen la soledad de no poder expresarte, sentirte o identificarte de forma segura como quien realmente eres y por último al queercatching le deseamos una feliz y pronta muerte para que deje nacer, no a lo nuevo sino a lo igualitario: la presencia de referentes integradxs en las historias narradas o filmadas. Entrar en una película no debería ser considerado como un regalo, ¡tener referentes LGTBIAQ+ es luchar por los derechos de todxs lxs humanxs!

10)Brigitte Vasallo, Pensamiento monógamo terror poliamoroso, 2018