El día en que escribo este “razonamiento” es un 15M y el día
internacional de la familia ¿Casualidad? No, causalidad. Pues había un tema que
tenía pendiente tratar desde hace tiempo. Se trata de la representación en la
democracia participativa. Sí, es cierto, no es la primera vez que hablo de la
democracia participativa pero cada vez debemos ir un poco más allá del
horizonte ¿No?
Mucho se ha teorizado sobre el 15M, lo cual también tiene
sus riesgos. Yo no me enteré mucho de este movimiento no voy a mentir ahora,
tenía otros problemas, dejémoslo así por ahora. Yo tenía 17 años y lo vi de
lejos pero se me quedaron algunos lemas, el que más me impactó fue el “no nos
representan”. Yo mismo acabo de decir que teorizar algo tan práctico y
espontáneo como fue el 15M es cuanto menos anti-artístico, no obstante es muy
didáctico.
Ese grito a la no representación estaba cargado de
significado y significante.
La Ilustración dio autores y filósofos muy comprometidos con
los sistemas democráticos y la separación de poderes, y uno de ellos (creo que
Voltaire pero no me hagáis mucho caso) dijo que cuando se representa algo, es
porque ese algo está ausente. Y eso lo hemos podido comprobar durante estos
últimos tiempos de la historia de la institución política (y digo institución
por una razón concreta y obvia). Nuestrxs representantes no nos representaban. Cuando Zapatero prefirió hacer
caso a los poderosos en lugar de representar los intereses de la ciudadanía
española, cuando Carme Chacón se atrevió a no representar y defender el derecho
de vivir en una casa, de las personas a las cuales años atrás se las había
animado a pedir hipotecas en lugar de incentivar el alquiler como modelo más eficaz
para las clases (que todavía existen sí) más humilde. Cuando Rajoy decidió subir
el IVA y rescatar a los bancos (entre otros muchísimos errores), en todos esos
momentos no nos estaban representando a nosotrxs, estaban representado a
quiénes no deberían tener privilegios sobre nosotrxs, aquellos que no se
presentan a las elecciones, por resumir un poco.
Cuando tu votas a un partido, debes leerte el contrato que
contraen ellxs contigo, los cheques en blanco no deberían ser válidos, pero lo
son. Y lo son por nuestra culpa, nos guste o no. Nosotrxs hemos permitido
pervertir el significado y significante de representación, hemos permitido que
se nos expulse de los parlamentos en pos de nuestrxs supuestos buenxs
representantes. Hemos permitido que la democracia sea extrema en la
representación mediante eso cheques en blanco, y la participación esté ausente.
Cada vez más somos lxs que no estamos dispuestos a elegir, sino a decidirlo
todo y siempre que podamos (ya que evidentemente, solo podemos elegir, en
cuanto a los DDHH respetarlos y compartirlos).
Y es que los votantes que no se leían los programas
políticos, legitimaban esos cheques en blanco, en primer lugar porque no veían
las medidas recogidas en ellos y en segundo porque las clase política
institucional se veía legitimado cuan nuestra pasividad democrática a romper
ese acuerdo implícito que tenía con los votantes de cualquier partido no
representando al que debe serlo y representando los intereses de la minoría
privilegiada poderosa. Y modificando y suscribiendo el lema de Juventud sin Futuro, nos habéis
representado tan poco que ahora no queremos que nos representéis más, queremos
representarnos a nosotrxs mismxs, queremos decidirlo todo.
El 15M fue el grito del pueblo hacia la clase política
institucional bipartidista y al propio pueblo dormido. Y consecuentemente, el
irreversible comienzo en España y sus naciones, del fin de la democracia
representativa y del renacimiento de la democracia participativa.
Pero muchxs acabamos de despertar entorno aquel movimiento,
y comenzamos a movernos y a mover a nuetrxs compañrxs, amigxs, familairxs,
amantes… Y esto no se para. Tardaremos quizá más de lo que nos gustaría en que
se termine lo rancio y se establezcan los resultados de la esperanza, no
obstante, la irreversibilidad de ese movimiento, como comenté, es imparable.
Yo ya decía que no viví el 15M en las plazas, tenía otros
problemas, sin embargo sí que capté y analicé sus mensajes. Y aquí estamos,
abocados para hacer lo único que nos han permitido, ganarles, esta vez unidxs
interseccionalmente, que SÍ PODEMOS.