En mi decadencia anímica intrapandémica, desde la habitación de los horrores y la ansiedad a ti debida espero con alta impaciencia, emoción y esperanza la nueva película que promete Disney: Cruella. Admito que esta villana peletera no ha sido mi favorita, Úrsula y Maléfica siempre han ocupado mi corazón, pero ¿qué villana escoger si casi todas son maravillosas? Quiero hablar de Cruella, Maléfica, Úrsula, Madame Mim, Yzma y La reina de corazones. Sé que me dejo algunas, sé que habrá cierta parcialidad en estas palabras, sé que habrá medias verdades, pero ¿no se llama acaso este artículo la versión de la maldad?
Disney, como industria del cine, siempre se ha preocupado por transmitir desde la infancia ciertos valores. En este Blog ya hemos tratado cuáles acerca de las relaciones de afecto y las identidades de género, sin embargo, es evidente que también ha querido imponer un modelo de conducta, personalidad, cuerpo y modelo a las niñas, las mujeres.
No es de extrañar que, con cada nueva película esto sea menos evidente: al fin y al cabo en la industria cinematográfica también trabajan mujeres, también ponen sus ideales, sus cuerpos, sus luchas. Pero es de interés conocer los motivos por los cuales algunas villanas Disney son y serán iconos en los movimientos feministas y por la diversidad sexual y de género.
El la película Los 101 dálmatas, sus secuelas y diferentes versiones no somos conscientes de los diferentes juicios a los que, probablemente, Cruella estuvo sometida. No obstante, haciendo un acto de imaginación podremos suponer ciertas alegaciones de esta villana amante de la última moda. No seré yo quien defienda los asesinatos de los animales para la confección de vestidos y abrigos, tampoco el robo de criaturas para dicho propósito. Robo o compra, sea dicho. Pero Disney nos intenta presentar estos punibles actos que probablemente sí son más universalmente despreciados con ciertas conductas y posturas relativas a mujeres que curiosamente se relacionan con la independencia para con los hombres. Una mujer fracasada en el amor, pero que tampoco depende de la aprobación de nadie; una mujer a la que no le gustan los bebés, por tanto la crianza y la maternidad; una mujer que compadece a su amiga Anita del matrimonio, por lo tanto una mujer que podría ejercer nuevas formas de amar y de establecer relaciones; una mujer con mal carácter y ciertos aires de psicopatía, es decir, una mujer loca, una mujer que no tiene miedo: la presentación de la mujer poderosa como mujer poco cuerda es un acto intencionado del Disney de 1961 y del año 2003.
La soltería es denominador común en las villanas Disney. Hablemos de Yzma, la villana de El emperador y sus locuras. Disney presenta a esta villana no solamente como soltera sino vieja. El paradigma de la vejez en las mujeres como factor imperdonable solo justificado por la maternidad o la bondad y la servidumbre. Yzma es una mujer vieja, soltera, “fea” y por tanto mala. Podríamos que solo le redime el hecho de no ser gorda, a diferencia de sus compañeras Madame Mim o Úrsula. El caso de la Bruja del mar es curioso. Úrsula necesita una precuela de forma urgente. Conocer perfectamente los entresijos del cisheteropatriarcado de una manera que solo quien ha experimentado la opresión puede describir. Convence a Ariel de formar parte de un acuerdo que le arrebatará su esencia y facultades de vida submarina para conocer a un hombre con la particularidad de que durante tres días ha de haber logrado un beso de amor verdadero, ¡dale con el amor verdadero de las villanas Disney! Además, relativiza con Ariel su pérdida de facultades ¡todo son ventajas! ¡no podrá hablar, cantar y si te apresuras pensar!, según nuestra mediocefalópoda: atributos envidiados para una mujer de bien, véase bien todo aquello que concuerde con los dictámenes del patriarcado, evidentemente. Será acuerdo común que Úrsula hubiera ganado con todo esto si no ambicionara el poder. Disney enseña a las niñas, desde bien jóvenes, que la mujer solo ha de ambicionar el amor con otro hombre, preferiblemente blanco. El poder no es atractivo ni bueno en la mujer. A diferencia de los hombres, que claramente no les corrompe… y tal.
La mujer en Disney sí puede ser vieja, gorda y fea pero únicamente en caso de poseer si numerosos atributos que lo compensen. Hablemos de Nany y el hada madrina. Son mujeres presumiblemente viejas y gordas. Sin embargo, Nany es servicial, maternal, bondadosa y desprendida. Por otra parte, nuestra mágica madrina es cuidadora de su ahijada, y bueno tiene un ritmo envidiable y un estilo supremo, todo sea dicho. La mujer vieja, gorda o fea en el mundo Disney solo podrá ser buena si es inofensiva, si es desprendida, si es una madre correcta.
Adoramos a las villanas Disney porque representan muchos de los componentes que la norma considera malo, son monstruos como diría Susy Shock. Sabéis que no es azaroso que a estas villanas se les atribuya cierto componente de anormalidad dentro de lo mainstream, al fin y al cabo ¿Cómo justificaría Disney que una mujer blanca y cisheterosexual madre y con una fiel devoción a su esposo le gustara maltratar a su hijastra o asesinar cachorros de dálmata, despojar de su esencia a su sobrina lejana o condenar a la hija de su exnovio a la muerte dormida? No es inocente. Y aun todo es sorprendente como villanas como Cruella persisten en su empatía para con su compañera y amiga, con respecto a su actual vida de casada. Cruella está rabiosa, no comprende cómo su amiga prioriza el amor y su maternidad a su éxito profesional, evidentemente con intereses egoístas por parte de nuestra bicolor amiga, pero dentro de su rabia hay cierto nivel de compasión, de ponerse en el lugar de su amiga. Por las razones que sean le hacen una villana más existosa.
Disney se ha percatado de nuestra devoción a sus villanas, y como óptima empresa nos seduce con nuevas historias sobre las villanas de siempre. Nos encanta. Con Maléfica hizo un buen trabajo, que se guarde de santificar a Cruella, nos gusta mala, nos gusta brillante y un poquito loca.