24/12/2016

Breve H!$tor!@ de un@ P@nza Subver$!v@

No es la primera vez que escribo de gordofobia, pero sí quizá sobre la que yo experimento. A continuación me describiré para poneros en situación. Yo, FGM, con mis 22 años de vida siempre he sido gordo, esto es así. Es cierto que cuando era adolescente más o menos con 14 años inicié una dieta y entre la dieta, la presión impuesta por la sociedad y sobre todo mi padre (también gordo toda su vida) con el que no tengo muy buena relación, conseguí estar en mi supuesto peso ideal, y ni siquiera me dejó tranquilo al contrario de lo que yo pensaba, estar en mi peso ideal, pues todavía seguía siendo homosexual y no tenía a nadie seguro con quien poder hablar, llorar, abrazar, o amar. Aunque seamos sincerxs, ahora uno se da cuenta de que verdaderamente era lo que decía Killadamente: "era un gordo en pausa". Al escribirlo hace gracia ¡Incluso a mí mismo! No sé la razón supongo que reírse de uno mismo a veces es necesario, sobre todo con toda esa presión externa de la que hablaba.


Nunca he aceptado al 100% a mi cuerpo, y esto ya no es tan divertido ¿No? Pues evidentemente que no. Supongo que en mi infancia solo me importaba parecer delgado o masculino, sobre todo después de contarle en un arrebato a un amigo, un pensamiento de un niño confundido como lo era yo con menos de 8 años ¡¿Y quién no lo está confundidx con 8 años?! El pensamiento de que yo quería ser chica. Luego descubrí que se podía ser chico, amar y sentirse atraídx por personas de tu mismo género y sexo, eso junto a una mayor madurez intelectual me hizo ver que yo me sentía bien con mi género, mi sexo y mi orientación sexual. Cada una de las cuales vino cada vez más tarde, pues yo comencé a aceptar mi orientación sexual a los 15 años, sobre aceptar a mi propio cuerpo… eso todavía cuesta.

De adolescente ya se juntó todo un poco, con la mágica dieta había conseguido una forma física atractiva para el patriarcado godófobo, cosa que yo evidentemente desconocía absolutamente, por otro lado. Ahora bien, el problema actual era la homosexualidad, así que vuelta la mula al trigo y cirulo vicioso completado. Todo hasta que llegué a la universidad hace ya algo más de 4 años ¡Había gente como yo! ¡Y lo decía! ¡Lo que venían diciendo las películas era cierto! ¡Se podía ser gay sin que pasara nada (al menos en algunos ámbitos, en otros…)! Claro que… ¿Se podría ser gay y gordo a la vez? ¿No se suponía que los gais éramos todos guapos y atléticos?
 
www.stopgordofobia.com
Y hace 2 años descubría la maravillosa organización STOP GRODOFOBIA y al feminismo ¡Por fin una voz diferente! Alguien que te decía que eras atractivo tal y como eras ¡Todos los cuerpos son válidos y bellos! Claro, que es lo de siempre, del dicho al hecho, hay mucho trecho ¡No vale con leer STOP GORDOFOBIA si luego no acepto mi propio cuerpo! ¡Si no acepto una parte de mí! Y esto es duro. Por eso quiero profundizar más en esta parte, la parte de la aceptación de la gordura. Y no estoy hablando de salud, evidentemente la salud no es por lo que yo no acepto mi cuerpo ¡Eso sería muy simple! No, no lo acepto porque me miro desnudo al espejo y ¡sí!, yo puedo mirarme pero me da miedo, ¡horror! Que alguien me vea desnudo así. Mientras que a los 15 años lo que me daba miedo era que me viesen con otro chico (¡No que ese otro chico me viera desnudo a mí!), Ahora lo que aterroriza es que otro hombre me vea desnudo, supongo que todxs necesitamos que alguien nos diga que somos hermosoxs…
Porque es duro y muy doloroso desafiar a la gordofobia, la medicina o la moda que te califican continuamente de vago y sedentario ¡cuando no lo eres! Saliendo a correr, a andar, a hacer ejercicio en general ¡Porque quieres estar sano!, ¡te despeja! o simplemente porque te gusta. Y en ese momento, aquel momento en que te llega un subidón de autoestima y ganas de luchar, llegan las constantes miradas y por ende tus consecuentes pensamientos casi paranoides (aviso que esto quizá no todo el mundo lo entienda, estas son sensaciones que tengo yo personalmente y que no impongo a nadie, repito: es como yo me siento): la mirada del señor ese que seguro que piensa que el médico le ha prescrito correr por lo gordo que está, porque está enfermo, o incluso ha tenido una cardiopatía supuesta con 22 años; el adolescente que mira a su amigo y se ríe del gordo asmático ese que está cansado de correr; El corredor profesional guapo y atlético que te sonríe seguramente por admiración pero que tú lo único que puensas es en  que solo quieres desaparecer porque sientes que jamás le podrás parecer atractivo o interesante o amigable incluso; el grupo de corredores profesionales al que tú ¡temes ves! Pues se burlarían de ti, te perseguirían o te pegarían; el grupo de chicxs de la discoteca que te mira bailar (aunque lo hagas muchísimo mejor que ellxs), te miran tu cuerpo, tu supuestamente horrible cuerpo o quizá solo quieren copiarte algunos pasos de baile pero tú te achantas y te vas para otro sitio; el dependiente que te dice que los pantalones pitillos no están hechos para “gente como tú”, aunque tú te los puedas poner, aunque te gusten cómo te quedan; tus propixs compañerxs a la hora de comer en la cafetería, donde temes comer algo diferente o más que los lxs mismxs o básicamente comer delante de otrxs porque te horroriza que te juzguen…

Por todas estas miradas y pensamientos, y además habiendo tenido la experiencia de que te juzguen desconocidos o personas cuya opinión no te importa en referencia, como es el caso, a tu orientación sexual y a tu estúpida forma de mover las manos, tus gustos musicales o cualquier otra chorrada, decidí un buen día decirles: ¡qué os den a todxs! Al dependiente que opina de mi cuerpo, a lxs que me juzguen sin tan siquiera hablar conmigo de otros asuntos que no sean mi cuerpo, a las personas que te dicen que tú también puedes ser hermoso si adelgazas (¡No perdona eh! ¡Ya lo soy!), al tío que se cree que por ser gordo estoy dispuesto a acostarme con él y a todxs lxs que seáis machistas, LGTBI/GSRDIfobxs, racistas, xenófobxs, GORDÓFOBXS…



He decidido comenzar a quererme. Sé que no será fácil, sé que me costará y que habrá días en que me vuelva a sentir como aquellas veces, aquellas que sólo lxs gordxs sabemos. No obstante vale la pena intentarlo y lograrlo. Así que seguiremos haciendo ejercicio si nos gusta, seguiremos comiendo chocolate, nocilla y hamburguesas de avena (responsablemente, pues aunque nos guste comer, solo lo hacemos un máximo de 5 veces al día ¡Como todo el mundo! ¡Nosotrxs somos lxs más conscientes de nuestra salud!), seguiremos poniéndonos la ropa que nos dé la gana ¡Siempre que quepamos en ella! ¿Por qué no?, seguiremos amando a quién queramos, adelgazaremos sólo si eso es lo que queremos y no porque nadie nos lo diga, pasando por un cuerpo sublime y de pecado, a otro sublime y de pecado y en esos días en que ya no pueda más con todo, me pasaré por aquí a releer todo esto, estoy seguro de que me ayudará y espero que pueda ayudar a muchas personas… ¡Ánimo a las panzas subversivas (como dice Magdalena Piñeyro)!

07/12/2016

C!nemát!c@ (VII): "Geography Club"

Ya debéis saber que mis análisis de películas son siempre un poco especiales, y el que empiezo a realizar no va a ser una excepción. Es muy cierto que hay cosas de esta película que yo hubiera cambiado, pero ya os digo que lo que quiero resaltar con mayor fuerza es el papel de un espacio de seguridad total para las personas de colectivos discriminados. No antes sin embargo, de hacer un breve resumen de la película basada en la novela de título homónimo escrita por Brent Hartinger y que tenéis en el título claro. Digamos que el protagonista es Russell un chico gay de bachiller (16-18 años), al menos eso supongo yo. Vive en una situación familiar y escolar de relativa LGTBI/GSRDIfobia y sin clarxs aliadxs o “compañerxs de colectivo”. Evidentemente Russell no ha contado a nadie su orientación y aunque no la tiene muy asumida queda en verse con un chico con el que hablaba por internet (esto ya casi parece un cliché nuestro), y tras un encuentro digamos, fallido al descubrir que ambos son compañeros de instituto, volverán a coincidir hasta que el acercamiento se hace hecho probado en un beso (qué romántico me quedó…), visto por cierto, por una compañera lesbiana, Min, quien manda una nota a los chicos para que se reúnan en un sito de la escuela que resulta ser el famoso club de geografía, un lugar al que solo acude Russell y casi obligado. Mas se convertirá en un lugar real de paz y tranquilidad para personas como Russell, lxs marginadxs y discriminadxs (cada unx con su gradación propia), no solo homosexuales pues también acogen a un chico heterosexual pero gravemente acosado y humillado pos sus “compañerxs”.



Es muy cierto que casi me morí de envidia al ver ese club de geografía encubierto y clandestino, quizá pueda sonar egoísta, pero eso es justo lo que muchxs necesitábamos en los colegios e institutos, un lugar donde sentirnos segurxs y poder hablar con personas como nosotrxs. Y me gusta mucho hacer la analogía con el juego pilla-pilla y con el consiguiente concepto de “casa” o “maret”, lugar donde básicamente no te pueden pillar durante cierto tiempo, en el cual piensas como ganar al que pilla.
Sí claro ¡Estás fomentando que la gente del colectivo se quede toda la vida en el armario!, podréis pensar muchxs, y lícitamente además. No obstante cada persona es un mundo y a mí me hubiera gustado empoderarme de otro modo más humano… Y sí, digo empoderarse, que es sentirse bien con unx mismx y no temer a decirlo si esa es tu decisión. Y me parece que empoderarse a través de ayuda colectiva, no solo individual, sería muy positivo. Es notorio que en estos tiempos todo miembro del colectivo LGTBI/GSRDI sabe que no está solx, pero a veces es necesario verlo con tus propios ojos y ver que todo mejora. Tener una confidente heterosexual y luchadora, como la que fue y es la mía, sin duda fue un privilegio, pero sigo pensando que se podría plantear la existencia de clubes o lugares donde jóvenes o quiénes lo necesitaran pudieran gozar de tranquilidad para poder pensar y empoderarse para así llevar el camino tortuoso de la aceptación personal más llevadero, teniendo siempre en cuenta que la LGTBI/GSRDIfobia siempre va a estar detrás si no haces nada para evitarlo. Empoderarse significaría perderle el miedo a esa discriminación y conseguir la fuerza para enfrentarlo día a día.



Evidentemente debe haber diferentes clubes de geografía, en algunas facultades, muchos colectivos los organizan, y estos son clubes feministas, LGTBI, antirracistas… en todos los ámbitos, pero es muy importante que también los haya en ámbitos frecuentados por adolescentes. Este grupo social de edad en comparación con el de lxs adultxs comparten problemas pero muchos de ellos son diferentes, la microsociedad alterna de lxs adolescentes permite llegar a discriminaciones con consecuencias mucho más graves que las que se permiten en la sociedad de personas adultas, al menos en algunos de los casos. Por ejemplo, todxs sabemos que el acoso escolar o el llamado bullying es cosa de adolescentes, de niñxs, y es cierto que el acoso laboral también existe, sobretodo hacia las mujeres, pero repito que unx adolescente y unx adultx son diferentes, y tener que soportar 5 días a la semana de 9 de 24 horas que dura un día a unas personas acosándote llega a ser insoportable para adolescentes (y adultxs jóvenes que acaban incluso quitándose la vida, los casos desgraciadamente son muchos) que en muchos casos no tienen ningún apoyo o aliadx con quien tener espacios de seguridad. Garantizar estos espacios de empoderamiento seguro para ellxs debería ser una prioridad. Es cierto que el paso lo van a tener que seguir dando solxs, desgraciadamente, pero saber que tienes un punto de apoyo seguro podría darles la fuerza para seguir adelante, reducir el maltrato y suicidios y conseguir la felicidad de la persona y de su grupo. Sé que suena un poco grandilocuente pero de verdad siento que estas herramientas colectivas podrían beneficiar mucho la vida de adolescentes LGTBI/GSRDI y de otros colectivos. Leed el libro o ved la película, más adelante reanudaremos el debate…

27/11/2016

C!nemát!c@ (VI): "Stonewall (2015)"

No es extraño que hechos tan históricos como la lucha de las sufragistas, o las reivindicaciones de lxs afroamericanxs en pos de la igualdad racial radical sean llevadas al cine. Claro que con el objetivo de hacer atractivo, comercial o incluso moderado, aquello que fue realmente una batalla campal en contra de un sistema opresor para mayor diversión del espectador y mayor clamor de la crítica más adinerada, a menudo se tiende a alterar la realidad histórica. Y desgraciadamente, en cuanto a lo que significó Stonewall, la película que lleva el mismo nombre que aquella legendaria taberna peca, pero no tanto de luchadora, sino de moderada, conservadora y otros atributos que iremos desgajando.

Stonewall fue sobre todo un lugar sucio, ¡asqueroso incluso!, violento (para con el colectivo ¡Cómo no!) y a veces el hecho de acudir ahí podía suponer una paliza por parte de la policía cis-heteropatriarcal y corrupta. Me explicaré, rondando los años próximos a 1969, se prohibía vender alcohol a personas LGTBI/GSRDI “declaradas”, es decir, a personas que no cumpliesen con el estatus cis-heteropatriarcal, por no hablar de que se les impedía regentar un negocio ¡Y eso en EEUU! Ya os podréis imaginar qué pasaba en un país totalitario (en aquellos años) como España… Entonces, lo que ocurría es que personas del colectivo acudían a esa taberna para poder ser ellxs mismxs, para divertirse, bailar, besarse, vestirse como les diese la gana, llorar, reír, y en definitiva refugiarse de un sociedad profundamente LGTBI/GSRDIfoba. Y claro, la mafia asomó.
Resultó que Stonewall era un lugar que la mafia ideó para vender alcohol a un público necesitado de espacios, desesperado y que pagaría cualquier precio (dentro de sus precarias situaciones) para poder tener un poco de calma y de bienestar al menos una vez por semana. Para que al menos, pudiera unx sentirse vivx tal y como verdaderamente era. Aunque claro, con el alcohol y la mafia, llegó la policía corrupta y cis-heteropatriarcal a chantajear a la mafia (que a su vez chantajeaba a aquellas personas del colectivo ¡Dinero por unas horas para ser como unx era!) y de paso a “pasárselo bien” a costa de personas del colectivo.

Básicamente la policía hacía redadas al local en cuestión ¿Para qué? ¿Si la mafia estaba avisada y guardaba el alcohol en esos momentos? Pues básicamente para ensañarse casi diariamente con las personas del colectivo, para recordarles que no estaban a salvo ni en ese espacio. Tras las palizas, violaciones, robos, asesinatos, vejaciones, abandonos familiares y un sinfín de atrocidades, los héroes y heroínas que frecuentaban el local de la futura famosa Christopher Street dijeron basta, y una mujer transgénero latina junto a una Drag queen luchadora por los derechos de las personas transgénero y transexuales afroamericana decidieron encender la mecha de lo disturbios de Stonewall y comenzar con la lucha por la visibilidad y la igualdad del colectivo GSRDI/LGTBI esta vez de forma coral y colectiva (ese fue el propósito ir unidxs). Y esas legendarias personas eran Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson.

Sabiendo por lo menos grosso modo lo que ocurrió, podemos decir muchas cosas de la película: ¡sí! es muy bonita y ¡hace llorar!, ¡pero no cuenta la verdad!
En esta película se cuentan medias verdades, es una película comercial sobre una lucha contra el sistema, que el propio sistema vería con mejores ojos de lo que creemos algunxs…

Tenemos la figura de un chico blanco homosexual (Danny) y con actitudes masculinas patriarcales. Esta figura es muy importante, pues representa al “gay bueno”, el chico homosexual perfecto que no tiene excesivas gestualidades, es “puro”, con un cuerpo atlético y profundamente emprendedor. Vamos, que al cis-heteropatriarcado casi ni le importa con quién se acueste o a quién ame, pues sigue haciendo patente la diferencia entre los gais buenos y gais malos, promiscuos, negros, latinos, asiáticos, con “pluma”, gordos, femeninos, demasiado delgados, vagos, de clase trabajadora, prostitutos… Es lo de siempre, me parece bien que haya gais masculinos y femeninos y cómo quieran ser ¡faltaría más! Y por esto no puedo evitar pensar que esta película peca de establecer esa tan dañina dualidad entre el gay patriarcal y el que no lo es, al que hace invisible por ser supuestamente malo y avaro, o incluso supuestamente “inútil” (lo vemos en la película: como Danny, el homosexual homonormativo siempre tratando de salir de la calle ¡Cómo es natural! Pero ¿Por qué Ray no busca un futuro mejor? ¿A caso el activismo no es compatible con una vida mejor? Yo creo que sí, desgraciadamente no es lo mostrado en la película…) es decir, establecer la homonormatividad, la homosexualidad que lxs heterosexuales pueden tolerar, esa homosexualidad en que el hombre no es femenino, evidenciando de nuevo el machismo y la gordofobia entre otras muchas actitudes. 
Desde el colectivo fomentamos la diversidad, por que somos diversxs y desde luego no sólo somos gais. Y es que en esta película hay un ocultamiento casi total hacia el colectivo trasngénero, transexual, lésbico, bisexual, asexual, afroamericano y latino… La película nos muestra a una Marsha P. Johnson muy divertida sí, al igual que secundaria en las revueltas ¡Ella lanzó el primer ladrillo y no un chico blanco homonormativo! ¡No pasaría nada en tal caso! ¡Pero la historia es la que es! Además se siguen ocultando o mostrando demasiado parcialmente a todas las mujeres lesbianas y personas transgénero y transexuales que ahí había (por no hablar de las personas de género no binario). Se muestra demasiado poco sus historias, historias de mujeres y hombres violadxs y abandonadxs por sus familias o incluso internadas en centros de supuesta curación donde lxs torturaban diariamente. No se contaron las historias de las mujeres lesbianas que frecuentaban la taberna con sus novias o amigxs, y que contaban con el “agravante” de haber nacido mujeres algunas blancas, otras negras, otras latinas, con lo que ello suponía en una sociedad acérrimamente machista y racista, en la que quien tenía marido e hijos recibía palizas y no volvía a ver a sus retoños jamás y además con la ley por delante.

Hay un personaje fundamental en la película, Ray, que ya digo para aclarar que ni es Sylvia Rivera ni Ray Castro. En mi opinión el director quiso hacer una fusión entre los dos, es decir, entre un hombre homosexual y una mujer transgénero. Es cierto que le salió un personaje divertido, amigable, entrañable, luchador y aunque estereotipado, con el que muchos nos identificamos. Ray es un buen samaritano que ha sufrido lo indecible (Sylvia Rivera) pero no es tan importante como el chico homonormativo ¡Y eso que el director decía que Danny representaba solo al espectadorx!
También nos encontramos con la pandilla de Ray ¡Eso sí que era diversidad! ¿Por qué no lo extendió a toda la película? Sí es cierto que la genial queen Conga era magnífica y no le tosía ningún policía cis-heteronormativo, pero vuelta la mula al trigo ¡Es un personaje secundario!


Ya voy concluyendo diciendo una contradicción clara: la película emociona pero no cuenta la verdad y distorsiona al colectivo para hacerlo más atractivo al cis-heteropatriarcado, y lo siento… Seguramente el director tendría buenísimas intenciones mas no se puede agradar a todo el mundo, no se puede esconder a las mujeres lesbianas y al colectivo transexual, ellxs formaron una parte importantísima de la lucha, y si lxs escondes, no muestras la totalidad de la historia y mientes por ende. Muchxs, después de ver la película y leer esta crítica diréis que soy muy cruel con Danny. No es mi intención, Danny es un personaje con el que nos emocionamos cuando sufre, sin embargo no podemos admitir ni el Whitewashing ni la dualidad (que debería ser inexistente) entre gais homonormativos y no homonormativos. Seguiremos analizando más películas “a nuestro modo”, pero esta es mi opinión y ninguna otra cosa más. Esperemos con ansias a ver Happy birthday Marsha, un proyecto filmográfico independiente y transfeminista LGTBI/GSRDI con un reparto más realista e inclusivo para con las mujeres, el colectivo transgénero y el colectivo homosexual afroamericano y latino, en fin un reparto más fiel con la verdadera historia de estxs héroes y heroínas.

07/11/2016

C!nemát!c@ (V): el Anime y sus Pre$c!nd!ble$...

La cultura japonesa siempre me ha fascinado, es irremediable. Y es bien sabido que uno de los pilares de la cultura nipona es sin duda alguna el anime. Este llamado anime por animación evidentemente, pues sabemos que los japoneses incorporan muchas palabras de origen inglés en su idioma (por ejemplo huelga en japonés se pronuncia de forma muy parecida al anglosajón strike), se trata de series o películas, fundamentalmente, que son creadas con imágenes en movimiento, lo que aquí en España conocemos como dibujos animados. Existen animes para personas de todas las edades, por ejemplo Pokémon o Digimon son animes dirigidos sobretodo al público infantil y adolescente joven, mientras que Danganronpa o Death note son más dirigidos a adolescentes mayores y adultos jóvenes y de mediana edad (aunque evidentemente ambos pueden verlos cualquiera que lo desee ¡solo faltaría!). Ya veis, animes muy diferentes, pero que a parte de las bonitas imágenes que nos muestran los buenos animes, desgraciadamente comparten por lo general algo más triste, el machismo.


Trataré de justificar lo dicho anteriormente con ejemplos de anime que yo he visto, sé que no son muchos pero los que he visto los conozco relativamente bien (excepto Danganronpa que como me encanta me lo sé “de pe a pa”).
Comienzo así por Death note, un anime terriblemente recomendable pero con actitudes muy machistas. Tenemos a Light Yagami, el personaje de este anime, antes manga por cierto, como un chico de lo que aquí llamaríamos 2º de bachillerato, que es lo que significa preparatoria, que tiene el defecto de tratar a casi todas las mujeres de un modo subhumano, y sí, me refiero sobretodo a su actitud con su madre y con Misa Amane. Como no quiero hacer ningún spoiler (revelar contenido del anime o serie) más del necesario, diré que Misa comparte con Light una habilidad muy poderosa, pese a que Light la obtuvo antes que Misa. Nuestro protagonista se lleva una gran decepción tras saber que había otra persona con esas capacidades, mas al ver que Misa sabe que él las tiene, y le admira sin cortapisas por eso y por sus otras capacidades, y además que está enamorada de él, Light no duda en usar a Misa a modo de herramienta para satisfacer sus deseos y salvaguardar su integridad y anonimato. De modo que no dudará en utilizar ese amor incondicional de Misa, en pos de más poder y más beneficios. Quizá aparentemente con esta descripción sin spoilers no os parece muy machista pero tendríais que ver la actitud de Light para con Misa, sinceramente prescindible…
 
El gran Monokuma
Tenemos otro manga hecho anime tremendamente famoso, y este es el interminable Naruto. Este anime trata de la historia de Naruto, un chico de 13 años en la primera temporada del anime, y 16 en la segunda (hay una tercera, me parece, pero realmente me quedé en la segunda, tiempo al tiempo…). Está ambientado en un mundo ninja dividido fundamentalmente en 5 grandes regiones, las cuales poseen sus ninjas especializadxs. Vemos que en este mundo los ninjas tienen poderes sobrehumanos pudiendo permitirse el lujo de generar fuego, agua, rayos, madera, vapor, lava y otros elementos naturales mediante simples movimientos de manos, entre otras muchas técnicas. Hay de nuevo varios aspectos machistas en este anime, pero me centraré en uno que envuelve a una personaje principal de la historia: Sakura Haruno, no sin antes recalcar que lxs ninjas, cuando empiezan su largo entrenamiento, acostumbran a agruparse en grupos de 3. Yendo al grano, esta chica siempre es representada como la que sobra, la tercera en discordia, la inútil que jamás puede superar o igualar a sus dos talentosos compañeros varones que son Naruto y Sasuke. Sakura, incluso tras entrenar con la 5ª Hokage (lideresa de la nación o región del fuego), adquirir entonces, una fuerza sobrehumana y técnicas médicas envidiables y milagrosas, sigue sin ser suficientemente buena en comparación con sus otros dos compañeros. Esto en sí no tenía porqué ser machista (spoiler: al fin y al cabo, la mayor antagonista es mujer), pero el creador del anime lo hace posible dándole una actitud pesimista y débil a Sakura en momentos críticos. Sakura es presentada como una persona con complejo de inferioridad por siempre haber estado por detrás de sus dos compañeros y amigos. Llega a tal extremo que solo quieres abrazar a Sakura. Y no se entiende cómo una chica con tales poderes sienta tales complejos casi siempre ¡no sé! ¡quizá exagero! pero lo cierto es que considero que esta personaje podría haber sido desarrollada como mujer que supera sus complejos para luchar (mucho antes de una lucha final, donde realmente podemos verla así de verdad [digo de verdad ya que en otras ocasiones la hemos visto superar sus complejos, pero en seguida caer de nuevo en la desesperación por una supuesta en inexistente inferioridad]) y servir de ejemplo para todxs. Es como yo he visto a esta personaje, disculpadme si creéis que exagero, no me hubiera importado que Sakura fuera pesimista, pero si le das esas magníficas habilidades ¡cuánto menos! ¡déjale tener un poco de autoestima!

Acabo con mi queridísimo Danganronpa (desde ahora DR). DR, es ya una franquicia de videojuegos, anime, novelas ligeras, y sobretodo novela visual, de corte de intriga ¡a menudo desesperadamente demasiada! e investigación (y no me sacaréis más porque no quiero hacer, de nuevo, ningún spoiler sobre esta grandísima historia). El orden cronológico que se debe seguir es el siguiente: primero debéis ver o jugar DR Trigger Happy Havoc, luego DR 2, luego podéis optar por leer DR 0, jugar o ver DR Another episode: ultra despair girls, y si no me equivoco alternar un episodio con otro de DR 3 future side y luego despair side,  además es muy recomendable haber leído DR If antes de comenzar a ver en anime de DR3. Sí, la cronología es fundamental para entender DR, sin embargo, y aunque me duela decirlo, a menudo posee demasiado fanservice (básicamente son escenas dedicadas a atraer público no tan interesado en la historia. Y esas escenas son sobretodo de contenido hipersexualizado) cis-heteropatriarcal. Bien, DR, diré que está protagonizado por estudiantes de preparatoria y en posteriores años ya universitarios (no quiere decir que vayan a la universidad ¡eh!). Evidentemente hay alumnos hombres y mujeres. Lo curioso viene cuando todos los estudiantes varones van vestidos de una forma normal, no sé con pantalones largos y piratas y con camisas, camisetas o trajes (hay excepciones como la de Sakakura, pero son minoritarias). No obstante muchas de las participantes femeninas llevan minifaldas, escotes exagerados y cuerpos del agrado del cis-heteropatriarcado (como ejemplos están Enoshima Junko, Owari Akane, Ando Ruruka, Nanami Chiaki, Maizono Sayaka, Tsumiki Mikan o Koizumi Mahiru [que probablemente es la única personaje LGTBI de DR junto a seguramente Komaeda Nagito y aviso de spoilers Fujisaki Chihiro]). Las mujeres, evidentemente, pueden llevar lo que les dé la gana, pero es muy curioso que Kodaka, creador de DR, solo acepte esta proposición feminista e ignore casi todas las demás. Esta franquicia es muy querida tanto por hombres como por mujeres a partes casi iguales (y daría lo mismo si no fuera así…), y sinceramente no veo a los personajes varones enseñar el pecho o su ropa interior, que sí que las mujeres pueden hacerlo ¡pero los hombres también! ¿No? No digo que quiera, yo amo a DR por su intriga y suspense, no por su fanservice, y es cierto que tiene aspectos feministas como que el personaje más inteligente de la historia de la franquicia sea mujer, mas no es suficiente.



A muchxs nos gusta el anime por las bonitas e interesantes historias que cuentan, porque muchas veces son una vía de escape para una realidad que de otro modo no sería soportable en muchos casos. Es por esto por lo cual el anime debería dejarse a un lado estas actitudes retrógradas y centrarse en desarrollar las tan buenas historias e imágenes tan bien hechas que caracterizan a estas series. No todo anime es machista, pero casi todo el fanservice sí acostumbra a serlo, y habría forma de hacer un fanservice menos sexista, por ejemplo potenciando los que se basen en la adición de más tragedia, comedia o batallas épicas incluso. Además se deben implementar personajes que representen mejor la diversidad de cuerpos, razas, orientaciones sexuales, e identidades de género entre otras características humanas, no todos los hombres somos musculosos, atléticos o delgados, ni todas las mujeres son delgadas y con mucho pecho ¡no para fastidiar a nadie! sino porque es tal y como es la sociedad, y sinceramente, en animes ambientados en personas sin poderes mágicos o ninjas omnipresentes, valdría la pena que estos autores se planteasen más feminismo y menos fanservice, lo que hará resaltar la historia, agradar y llegar a muchísimas más personas, no solo a los hombres heterosexuales que solo quieran fanservice. Así que fanservice, el justo ¡gracias!