16/12/2020

Ba!l@ndo la revoluc!ón

La falta de referentes de los colectivos que padecen opresión se hace presente en cualquier ámbito. Cuando esta discriminación la sientes desde bien pequeño y careces de referentes al encontrar unx válidx no puedes parar de recomendarlo. Literatura, moda, fama, trabajadorxs, música y sobretodo danza. En este artículo quiero hablar de la danza y la música con perspectiva de género y respetuosa con los derechos de las colectividades diversas y disidentes en sexo, género, identidad y orientación, del equilibrio que supone celebrar una reivindicación bailando y del poder de la risa frente a la violencia.



Si no puedo bailar, tú revolución no me interesa. Así enunciaba con poder temporal imperecedero la sufragista feminista y anarquista rusa Emma Goldman. 

El colectivo LGTBIAQ+ es diverso y en nuestras manifestaciones resuenan cánticos, explosionan los colores y hacemos alucinar con nuestros bailes; es así. Pero no en numerosas manifestaciones logramos retener y hacer notar que nuestras reivindicaciones son justas y parte de los derechos humanos. Un equilibrio que no siempre se ve, en especial en las manifestaciones mainstream organizadas por la clase política institucional homonacionalizadora (1) que hace de nuestras reivindicaciones perder la parte transgresora y hacer notar demasiado la lúdica y festiva. Nos gusta la alegría y reírnos como a lx que más, sin embargo llamar manifestación del orgullo como desfile pues chico le quita bastante peso.


El colectivo, más todavía cuando intersecciona con otros ejes clásicos (2) de opresión siente mayor necesidad de ante una sociedad que les hace la vida imposible expresarse de varias formas: la sexualidad, la vestimenta, la música o la danza.

Quizá en las generaciones más actuales no quede claro la expresión de libertad a través del sexo. Si conocemos la memoria histórica de nuestro colectivo veremos qué supuso la pandemia de SIDA, cómo se recriminalizó la relación no cisheterosexual normosexuada. Mediante la historia podemos entender cuestiones actuales como la reivindicación de algunxs de las terapias PrEP, pese a que muchxs no las compartamos al no suplir herramientas básicas como los autocuidados (3). 

En las películas y documentales se explica el código de vestimenta acorde al género percibido por la policía. Mediante dicho código se criminalizaba a maricas, bolleras butch, drags y personas trans que se reunían en locales para expresar y vivir como realmente eran. Prohibiendo maquillaje, pantalones largos o pelucas. Si, según los cishetero-maderos (4) no correspondía a tu género lxs usuarixs de transgresión se ganaban palizas policiales, noches de calabozo, vejaciones y violaciones. La policía tiene demasiado que reconocer ante el colectivo, en especial las mujeres trans racializadas. No es de extrañar, por tanto, que cada 28 de junio se conmemore el día del orgullo, orgullo de lanzar ladrillos a las fuerzas represivas del estado y la mafia, no nos olvidemos que la resistencia pacífica tiene muchos estadios.



Cumbia y reggaeton transmaribinterbollero.

Nuestro privilegio blanco nos hace tachar de machista todo lo que suene a racializado. no seamos racistas: reggaeton feminista y queer siempre ha existido. Tenemos al grupo Sudor Marika, a Susy Shock, Chocolate Remix y Sailorfag entre otrxs. 

La cantante de Chocolate remix como mujer bollera feminista tiene canciones potentes del reggaeton más duro que no tiene motivos para ser machista. Sailorfag canta contra la homofobia interiorizada y la misoginia en canciones como Machistos arwenderos o Patada en las bolas. Quien busca encuentra, os lo garantizo. 


Hablemos de la danza, la danza callejera: Voguing (fem).

En el documental Paris is burning o series como Pose se observa como el colectivo LGTBIAQ+, en especial las mujeres trans racializadas vivían en casas de cuidado mutuo que recibían el nombre del apellido de una de sus componentes: LaBeija, Pendavis, Xtravaganza, Balenciaga, Channel, Ninja entre otros. Se reunían en salones para mostrar sus vestimentas y bailar compitiendo entre casas. Esta danza nombrada como la famosa revista de moda perdura actualmente. Sus pasos básicos de baile han evolucionado. Comentaré los 6 pasos básicos que han evolucionado del estilo (5) creado por el legendario padre de la casa Ninja, Willi Ninja:

  1. Hands movements: paso de baile que sirve para contar una historia y se asocia con el resto
  2. Catwalk: a la par que demuestra el movimiento en la pasarela de baile muestra la feminidad exagerada
  3. Duckwalk: sobre las rodillas imitas danzas rusas y mantienes movimientos de manos
  4. Dip position: según Kiddy Smile representa la violencia que tiene que sufrir la comunidad LGTBIAQ+ racializada
  5. Floor performance: expresa la sexualidad no normativa y transgresora 
  6. Hair performance: paso estrella en el caso de las personas con pelo largo, en especial mujeres racializadas. Consiste en demostrar la potencia, fuerza y violencia de la feminidad no normativa contra el cisheteropatriarcado.

Tal fue la trascendencia de esta danza de danzas que se creó un estilo musical compatible y concursos que se celebran hasta día de hoy.



Cultura LGTBIAQ+ definitivamente. Creación de referentes y apropiación del insulto. la transgresión hecha música, danza y moda. Espero, por tanto, haber acercado la cultura Ball a vuestras mentes. Consultad la bibliografía que os propongo que en mi opinión no tiene desperdicio, ved Paris is burning, escuchad reggeaton feminista… 

Seguiremos alucinando con la cultura transgresora interseccional, seguiremos haciendo la revolución bailando compañerxs.


  1. https://www.pikaramagazine.com/2018/06/sobre-banderas-y-dioptrias/
  2. Davis, Angela. Mujeres, raza y clase. 1981. 
  3. https://www.pikaramagazine.com/2017/03/el-virus-del-estigma/
  4. Preciado, Beatriz. Terror anal y Manifiestos recientes. 2013. 
  5. https://www.standardhotels.com/culture/a-gif-guide-to-voguing--short-history