Últimamente el concepto de verdad está totalmente actualizado y sustituido curiosamente por el de opinión. Básicamente, según la RAE verdad es la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente y sin embargo la opinión es el Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable. Como esto es así y es inmutable, los retóricos y amigos de la mentira que estudian el lenguaje con fin de confundir o convencer de que lo cierto es lo que defienden ellos han ideado la horripilante forma de llamar a la opinión como MI VERDAD.
Con esta nueva concepción de la verdad lo que este tipo de personas, como los “antiinformadores”, y relativistas desean a toda costa que las personas ignorantes que actúan y si eso luego piensan sean partidarias de sus ideologías y opiniones con la mera herramienta de la retórica... Lo pésimo es que con la sociedad de hoy en día, oportunista, conformista, amoral, empirista... estos relativistas ven sus maléficos proyectos ejecutados y cumplidos con más éxito del habitual.

Además si pusiésemos y actuásemos conforme a la verdad posesiva (o a lo que es lo mismo, nuestra verdad) de todo el mundo, estaríamos afirmando innegablemente que la verdad no es real ni existe, nadie podría ser juzgado ni nada sería injusto, ¿Ah, es mi verdad...? lo cual significaría un mundo caótico repleto de destrucción que, aunque es casi semejante al nuestro, no se corresponde totalmente, por consiguiente, es evidente que la verdad es real.
No estoy diciendo que no debería poderse opinar, de ninguna manera, yo lo estoy haciendo ahora, lo que digo es que la verdad es una cosa que es enorme y que lógicamente no podemos abarcar calificándola de posesiva añadiéndole un determinante posesivo... La verdad existe, pero la “mi verdad” de ningún modo participa de la existencia de la verdad, es una mera opinión que es por un lado respetable, pues proviene de una persona de igual dignidad que la nuestra, pero por otro lado ha de quedarse como opinión y no porque la persona tenga cualidades oratorias “ultrasobresalientes” ha de considerarla como dogma irrevocable e inmóvil.
En conclusión, opinar no es malo, de hecho es bueno que opinemos sobre las cosas y los temas de interés común, pues sino seríamos un ingenuos ignorantes, claro que hemos de opinar si conocemos del tema o nos hemos informado, pues sino esta no tendrá validez, hemos de ser autocríticos con ella y claramente pensar antes de expresarla. Pero es evidente que no hemos de comparar y poner en un mismo plano a la verdad y opinión, como si fuesen equiparables con la ayuda de buenos manejos oratorios...