16/02/2021

C!nemát!c@ (XIV): La diferencia a ti debida.

Ya tocaba un artículo analizando una película ¡Y qué película! 

Pride de 2014 es una película-documental que nos acerca una lucha compartida entre la clase obrera minera y el colectivo de disidentes de géneros y orientaciones sexuales que compartían más de lo que creían. El más allá del enemigo de mi enemigo es mi amigo.

Como muchas otras películas de semejantes características, véase Milk o Stonewall 1995, a través de la vida de varios personajes que no siempre son reales se cuenta una historia verídica para acceder a la mayor cantidad y variedad de público posible.



De la rabia a la alianza.

Claro nos queda que lxs minerxs o al menos el sector del pueblo de Gales que hace de interlocutor así como el grupo LGTB londinense comparten rabia por el gobierno personalizado por la reaccionaria Margaret Thatcher y los cuerpos de seguridad del estado personalizados por la policía. El cabecilla del grupo LGTB protagonista Mark se da cuenta de que los grupos mineros compartían enemigo y en su ideario, pese a no hacerlo explícito en ningún momento, estaba la interseccionalidad ¿y si también había personas LGTB minerxs? ¿Es que a caso las personas LGTB no eran también precarixs? Si una cosa queda clara a Mark, Hefina, Dai y Cliff es que comparten demasiado para desaprovechar la ocasión de unirse y ganar fuerza contra un estado que les oprimía, de diferentes formas pero al fin y al cabo les hacía las vidas menos vivibles ¿Qué importaba el motivo por el que cada colectivo sufría la violencia estatal, la única violencia legítima? Unxs por reclamar derechos laborales justos para poder vivir, y otrxs por reclamar vivir como realmente eran. Dentro de toda la complejidad que existe en todos lo ejes de intersección y los estudios de género, diversidad, queer, socialistas… el punto común es hacer más vivible la vida con independencia de las condiciones particulares, pese a que sean importantes, de cada persona o colectivo.



Orgullo y prejuicios.

Identitarismo y orgullo de colectivo no son siempre buenas herramientas. Y digo herramientas pese a que muchas veces se confunden como fines. El fin ha de ser siempre el generar vidas más vivibles y espacios en los que quepa todo el mundo. Desgraciadamente cada persona tiene sus vivencias y crece en base, también, a sus experiencias vividas. El marika galés Gethin conocía perfectamente el ambiente minero, él hubo de huir de su casa para vivir como realmente era. Muchas personas del colectivo LGTB de la película también generan su rechazo ante un colectivo, el minero, ampliamente representado por hombres blancos cisheteresexuales con ciertas discrepancias verbales y en ocasiones violentas hacia las disidencias sexuales. La generalización como arma de defensa. la generalización como ignorancia arrojadiza también hace el colectivo minero donde también resultó que había gente LGTB y sobretodo muchas mujeres conscientes de lo que significaba la intersección en su día a día. Por supuesto por la otra parte se representan hombres y alguna mujer cisheterosexual con abundantes prejuicios y discriminación activa frente a lxs disidentes sexuales y de género. Pero, de nuevo y como lo ha demostrado siempre la historia, fueron las mujeres como Sian y Hefina o Gwen como guían al resto en pos del apoyo a quiénes les estaban apoyando. Las mujeres mineras como, por lo menos, doblemente oprimidas demostraron que la solidaridad y la intersección son el único camino hacia unas vidas más vivibles para todxs.


No oro todo lo que reluce.

Como crítica a esta película es la clara y continua invisibilización de las mujeres lesbianas, personas bisexuales y trans a parte de de otrxs disidentes del colectivo. Siendo más visible la pseudocriminalización hacia Stella por querer un grupo a parte para las mujeres lesbianas y bisexuales. Disgusta la reacción de varios hombres cihomosexuales blancos frente a esta propuesta. Es cierto que se puede debatir el fin de este grupo o su pertinencia en la lucha que estaban llevando a cabo, no obstante cuando un colectivo oprimido pide un espacio propio tú como sujeto privilegiado debes escuchar y entender que nunca llegarás a comprender la discriminación de la que tú no eres sujeto político, por mucho que leas o estudies, por mucho que escuches. Esto fue un error, y es una lástima que esta película peque de esta misoginia artificial. Recordemos que el movimiento de disidencias sexuales y de género tiene cara de mujer racializada, trans, pobre y bisexual.


Como uña y carne. 

Desconozco las intenciones del director de esta película Mathew Warchus y su guionista Stephen Beresford, no me cabe ninguna duda, no obstante, de las intenciones de los protagonistas reales de este evento histórico. El grupo “Lesbians and Gays support the miners” quiso ir más allá de los prejuicios y de lo que el gobierno reaccionario de Thatcher tenía pensado o podría llegar a pensar para ellxs. Se replantearon ideas que siguen más vigentes que nunca, mucho más con el lobo de la extrema derecha acechando, organizada y movilizada. Recordaron que las reivindicaciones del colectivo LGTB no tienen sentido sin una perspectiva interseccional ¿qué sentido tiene que vayas a una manifestación del orgullo cuando reproduces conductas de acoso laboral y de abuso de poder? ¿De qué sirve reivindicar tus derechos laborales cuando dejas fuera a las mujeres, lxs racializadxs o a lxs personas trans? De absolutamente nada.



Pride 2014 es una oda a la interseccionalidad como medio político para lograr vidas más vivibles para todo el mundo. Esta película peca de falta de representación de mujeres, personas trans y de otras disidencias sexuales, corporales y de género y personas racializadas; no nos engañemos no es Paris is burning. Sin embargo propone un patrón de representación de la interseccionalidad muy interesante que perfeccionarán películas posteriores como Moonlight. Y para qué vamos a irnos por las ramas ¡Por fin una película con protagonistas LGTB con un final más o menos feliz! Ya sabéis: los matices, los grises…