07/07/2011

V!g!l@nc!@ & M!edo

Todos conocemos al célebre escritor con pseoudónimo Geroge Orwell autor de obras tan polémicas, a la par que magníficas como Homenatge a Cataluña, Diario de Guerra, Animal Farm o 1984. Lo característico de este autor originario de India es su afán de lucha contra cualquier tipo de dictadura ya sea fascista o comunista, lo cual se justifica porque vivió el el punto álgido de estas dictaduras en la historia. En sus obras sobre todo en Diario de Guerra un profundo amor a su patria India y sus ansias porque Inglaterra la libere del injusto colonialismo.
He leído varias de sus obras, mi favorita es Animal Farm, pero he de admitir que la que más me impactó fue indudablemente 1984 porque relata extraordinariamente, aunque con una leve pincelada ficticia y exagerada, las herramientas de un partido, que ejerce claramente una dictadura, para someter a los ciudadanos de un superestado a su merced. Y estas son el terror, el “control” de los niños y la juventud, la rutina, el odio, la vigilancia constante y muchas otras atrocidades más.

Evidentemente, lo que sobresale de esta obra, en cuanto a las herramientas nombradas anteriormente, es la vigilancia. El partido Ingsoc (Socialismo inglés en Neolengua) que gobierna en Oceanía (lugar ficticio compuesto por todas las naciones de habla inglesa y Sudamérica) inventa a un ser, el Gran Hermano, que lo ve y vigila todo mediante y a través de unas telepantallas y micrófonos distribuidos por todas las casas y lugares. El objetivo de esta vigilancia es hacer que los miembros del partido exterior (“lacayos” de los verdaderos dictadores) no tengan libertad de pensamiento y actúen según los intereses del partido. Pero para esta vigilancia el partido también instruye a los hijos de cada matrimonio para que denuncien y vigilen a sus padres si es necesario, por lo tanto, las personas estás completamente vigiladas y no te puedes fiar ni de tu propia mujer.
Además de sembrar este miedo y desconfianza el partido interno crea un idioma novedoso, la neolengua con vocabulario muy preciso y escaso (aunque es muy parecido a la viejalengua o inglés) para que el partido externo vea limitado su pensamiento y así sus crímenes ideológicos (o crimental, que consiste en pensar de manera diferente al partido interno y por consiguiente al GH).
Hay que admitir que esto es muy maquiavélico, pero más lo es el doblepensar y el paracrimen, que son términos neoligüísticos que simplemente consisten en modificar el pasado a antojo del partido y moderarse en cuanto a pensar de manera diferente al partido, respectivamente. De esta manera el partido interno se asegura de de que al partido externo le llegue información “retocada” sobre la guerra u otros temas y con el paracrimen se aseguran de que los lacayos no digan nada sobre estos temas, pues a parte del terror si se comete un crimen del pensamiento, el castigo es peor casi que la muerte.
Como dije previamente, la verdad es que vale más estar dirigido por el partido interior que revelarse contra él, pues no castigan como por ejemplo: en el Medievo si eras hereje morías siéndolo, en las dictaduras Nazis y Soviéticas morías callándote tu opinión pero continuando con tus ideales, pero en la dictadura del Ingsoc morías creyendo en los ideales el partido y adorando al GH, pues con esto el partido interno se consolidaba el odio hacia esta persona en tiempos futuros no como pasaba con los herejes y los castigados Nazis que desataban fraternidad y sentimiento de injusticia.

Para finalizar, he de comentar que George Orwell supo plasmar todas estas injusticias en esta fabulosa obra que ha pasado a la historia y que leérsela es fundamental, si se quiere conocer la historia de las dictaduras al completo. También afirmo que personalmente los castigos y el terror que infunde este ficticio partido me parece lamentable, cobarde, injusto e inhumano, pues aunque a una persona le torturen y le castiguen infinitamente seguirá siendo como dije persona, y ningún GH puede decirle a alguien lo que ha de pensar pues no tiene ninguna forma de saberlo, no es ni omnipotente ni todo lo conoce, no es Dios, así que como todas las dictaduras, por el hecho de ser injustas, y por tener alma las personas y no se así meros animalitos están destinadas a fracasar y la historia es la objetividad que refuta este hecho o afirmación.

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