22/12/2015

La "Fert!l!d@d" de l@ Belleza

Todos poseemos una mente humana, siempre y cuando seamos humanos y aprovechemos nuestro potencial. Por eso todos podemos acordar que la mente humana es complicada, pienso que es una premisa que genera bastantes acuerdos, concordias o como queráis llamarle. Llevándonos por un razonamiento lógico, podremos admitir el hecho de que si nuestra mente es compleja, sus creaciones artísticas o científicas también pueden llegar a ser complejas, ergo, el proceso de creación de esa obra, por ejemplo, de arte (ya que nos encontramos en “platicando” sobre la belleza, nos centraremos en el arte ¿No?), también puede llegar a ser complejo.

La complejidad de ese proceso es la que nos competerá en este humilde escrito, como siempre digo.  El proceso de creación de arte, el modo de trasladar una idea primal o primigenia y abstracta hacia una obra material, tangible, audible, efímera quizá, todo dependerá de la rama del arte que hayamos escogido para formalizar nuestra idea, ¿para ordenar nuestro caos a caso? Ya sabéis que ese proceso puede estar gobernado por reglas, métrica, números, cantidades, dependiendo una vez más del rama del arte. Sin embargo no es ese punto el que me interesa destacar en este escrito. Lo que realmente preciso comentar es esa quizás mal llamada “fertilidad”, inspiración de las musas del arte o de quién o qué sé yo. Pretendo hablaros de la inspiración, pero no de una inspiración cualquiera, os deseo hablar de una inspiración muy precisa en el tiempo, y esta no es otra que la inspiración que se nos cuela como si de una entrometida se tratara, en nuestro proceso de creación de una obra. Esa inspiración que puede llegar a ser tu peor enemiga o una de tus mejores aliadas.
"El Segador" de Joan Miró

Por un lado esa inspiración puede aumentar nuestra producción artística, si es que se puede denominar “producción”. Una idea primal puede desdoblarse en infinitud de partes (incluso independientes al mismo origen) y así generar más de una obra, es decir, una sola idea puede derivar hacia otras que puede que tengan mucha relación (idea enraizada) o simplemente sean ideas que brotan de otros pensamientos diferentes al de la idea primal (idea derivada). Realmente una idea enraizada es muy beneficiosa para el proceso de creación ya que colabora en el desarrollo natural de ese proceso, desenvolver una idea primal podría parecerse a desenvolver un regalo lleno de posibles ideas enraizadas, intrínsecas al la propia idea primal que es la que vemos inicialmente, como vemos el papel de envoltura de un regalo.

Pondré un ejemplo de creación artística. Esta es una novela que trata sobre la relación amor odio entre un padre y su hija debido a sus diferencias en cuanto a la ideología política. Bien si se trata de una novela laxa y humorística, una idea enraizada sería capaz de establecer completamente una de las partes fundamentales de la novela, como por ejemplo el desenlace. En el supuesto caso en que nuestra teórica novela partiese de una idea primal que fuese ridiculizar una discusión familiar sobre política, trasladar esas arduas discusiones que tiene lugar en el congreso de los diputados y que ya casi pasan por clichés  satíricos, según se mire… Realmente nuestra idea primal no busca realizar una estupenda conclusión, sino lo que ya dije, satirizar una relación padre-hija. Lo que ocurre es que seguramente en el transcurso de la creación nos asaltan ideas enraizadas bajo la tierra de nuestros pensamientos, haciendo que esas sátira primal, reciba por parte de una conclusión una moraleja que aúne a ambos miembros de esa ficticia familia.
No obstante, esto solo es un mero ejemplo, una idea enraizada también podría ser un tercer personaje pacificador, un paisaje metafórico, qué sé yo , las opciones y limitaciones de arte nos las ponemos nosotros mismos.

Ahora bien, una idea derivada acostumbra a ser férrea enemiga de una idea primigenia, mas potente amiga de creaciones diferentes. Esto es así, una idea primal es la que te mueve a crear, de este modo, la única diferencia entre una esta y una idea derivada, es que la derivada surge cuando se procesa la primal. Es como esa persona que se entromete cuando estas conversando con otra persona ¿Qué haces entonces? ¿Serás maleducado y desatenderás a la “persona primal”? ¿O te arriesgarás a seguir conversando con la primal e ignorar a al derivada? Difícil ¿No? Como en casi todo en esta magnífica vida, no existe una regla general ¡Y menos en el arte! ¡Sólo faltaría! A veces es mejor ignorar a la idea primal, quizá la derivada puede ser mucho mejor primal que la anterior ¿O no será mejor continuar perseverante y sin “distracciones” o “derivaciones” con nuestra idea primal? ¿Recurrimos entonces a una agenda para apuntar a esa idea derivada? ¿Es posible materializar un universo en un trozo de papel y así evocar esa idea descartada (ya sea la primal o la derivada) en un momento más adecuado?
¿Y si decidimos abandonar una idea? ¿Caerá acaso en el olvido? ¿Morirá esa idea? ¿Podría haber sido una idea primal espléndida?


Esto mismo es lo que ocurre cuando decidimos escalar en el pensamiento, filosofar, como dicen los sabios y sabias. Acabas planteándote cuestiones irresolutas, la práctica nos dará la respuesta, estoy plenamente convencido. No obstante, mientras tanto deberemos seguir pensando y dudando, pocas formas hay parecidas a esta para sentirnos vivos, o eso al menos aseguraba cierto filósofo...