23/02/2017

C@tol!c!$mo p@r@ Mí (I): ¿un@ c@tól!c@ de !zqu!erd@$?

No sé. son esas cosas que te vienen a la cabeza en los momentos menos esperados: ¿puedo ser católico y de izquierdas? Quizá no es solo que puedas, sino que deberías. O quizá tampoco ¿Y si lo tratamos de analizar? Creo que como católico y partidario de lo que se identifica como izquierdas o progresismo, o de la mayoría o de lxs de abajo… puedo dar un punto de vista con el que muchxs pueden sentirse identificadxs. Y es que en este espacio he analizado muchas veces lo que significa para mí la izquierda, y que básicamente es el planteamiento de la guerra contra la desigualdad desde sus orígenes, sus raíces (por eso lo de que la izquierda siempre tiene que ser radical). Es un modo de ver la vida y de trabajar que consiste en utilizar las herramientas necesarias desde un colectivo para inferir en el individuo y así garantizar sus derechos individuales, consiguiendo así un buen suelo para trabajar sobre las colectividades. Es un método de organización de comunidades bajo la premisa de que quién es más fuerte es quién más debe ayudar, para así anular los privilegios adquiridos de una manera u otra, como por ejemplo al nacer hombre y no mujer.


Pese a que el catolicismo tiene muchísimas discusiones con la izquierda y muchos de los movimientos sociales, estas las dejaré para otro artículo posterior a este, en el que además describa los acuerdos que tiene el catolicismo con la derecha. Hoy ya digo que prefiero centrarme en el progresismo y lo que posee el catolicismo del mismo. En el Nuevo Testamento, por ejemplo con su culminación en aquello de “amarás a Dios y al prójimo como a unx mismo y sobre todas las cosas”… quedan claras las intenciones progresistas. Amar en esta frase puede significar infinitud de actos, me quedo con el que sería sinónimo de respetar ¿no? Parece sensato respetar a todxs sobre todas las cosas, aceptar el hecho de la existencia espiritual humana que va más allá de lo material y así poner otro ladrillo más en la construcción del ser humano. Respetar a nuestros semejantes o relacionarnos sanamente con ellxs es algo natural y seguramente anclado en nuestra forma de ser como humanxs; somos seres sociables y nos interesa por tanto sociabilizar con el prójimo, con lo cual, evidentemente, necesitamos respetarlo y amarlo.
 
Gran explanada en Fátima, lugar de culto y reunión para muchxs
No obstante ¿cómo podemos respetar y amar al prójimo cuando este no es como nosotrxs? Jesucristo nos aboga a amar al prójimo independientemente de todo, de su sexo, se su género, se su orientación sexual, del color de su piel, de su cuerpo, de la cantidad de cosas que posea, de su funcionalidad, de su nación o país, de sus ideas políticas… ya me entendéis, claro que esta es la lectura que le hago yo mismo, pues soy una persona que me considero católico aunque también tengo dudas razonables de fe que trato de trabajar, pero repito es la lectura que hago yo, no represento a ninguna persona más que a mí y a quién quiera adherirse a estas opiniones sobre una corriente política y una religión, eso que quede por delante. Sobre todo también lo digo porque amar y respetar al prójimo también es respetar sus derechos como ser humano y como hijx de Dios. Como por ejemplo, el derecho a opinar, a la libertad de expresión.

Al fin y al cabo, el hecho que creemos lxs católicos de que somos hijxs de Dios, es uno de los tantos denominadores comunes que nos deben llevar a respetar y una forma de hacerlo es garantizando que nuestras acciones no dañen directa o indirectamente al prójimo. Es decir, evidentemente, si agredo al prójimo, si le insulto u otras canalladas, pues no le estoy respetando lo más mínimo. Aunque claro, si respeto al prójimo directamente, pero luego me llevo algo que ha puesto una comunidad en común, con todos los métodos con los cuales se puede hacer esto, véase evadir impuestos, defraudar a hacienda… ¿estoy respetando los derechos del prójimo? ¿le estoy amando? Por lo mínimo indirectamente no estás valorándolo. Y eso de católico no tiene mucho. O por ejemplo: si trato de sacar información del que no piensa como yo, para garantizar la supervivencia de un bien que yo considero superior ¿Estoy obrando bien? ¿El fin, justifica a los medios? ¿Se puede hacer el bien, aunque para lograrlo debas obrar mal? Podríamos poner el ejemplo de la familia rica que paga más impuestos que la pobre (cosa que no ocurre demasiado, al menos en nuestro país: España), ¿no sería cruel exigirles que cedan privilegios en pos de lxs necesitados? En estos casos debemos repasar lo dicho: “Amarás al prójimo sobre todas las cosas”. Los seres humanos no somos como Dios, que no necesita alimentarse, vestirse, descansar… Por ende, como debemos amar sobre todas las cosas, garantizando siempre las propias cosas o suministros básicos, quién tuviera más, estaría moralmente obligado a dar al necesitadx, pues este, como ser humano, está por encima de todas las cosas. Ahora bien, si hay una persona que en vez de convencer a otra de que supuestamente está equivocada, promueve el juego sucio, por ejemplo como hizo el ministro Fernández Díaz con los partidos políticos ERC, PDC y Podemos ¿está siendo buen cristiano? ¿No justificaría  cualquier actuación, salvaguardar la supuesta unidad de España o de mi puesto (como si alguno tuviésemos la razón absoluta)? ¡Pues no! Ya que entre otras cosas, manipular, es una forma de no contar la verdad, y cuando no la contamos o la tergiversamos, o forzamos nuestra opinión con los medios que nos dé la gana, estamos usando avaramente lo que hemos puesto todxs en común: las instituciones. Y por consiguiente, no estamos respetando el pacto de separación de poderes ni el de libertad de opinión (siempre que se respete los DDHH), y como ya dije respetar es una forma de amar, con lo cual si hacemos lo contrario, no estamos siendo buenxs católicxs.



Podríamos poner otros ejemplos de acciones cristianas, morales y de izquierdas, como por ejemplo garantizar los DDHH de las personas migrantes no poniéndoles vallas con alambre de espino, intervenir o mejor dicho, anteponer el bien común a las transacciones económicas privadas, fomentar el respeto a nuestro planeta y el ecologismo con el objetivo de que las generaciones venideras y nosotrxs mismxs disfrutemos y respetemos el derecho a disfrutar de una vida plena en un planeta seguro y limpio, ayudar al más necesitado, aunque estx no tenga dinero alguno, mediante unos impuestos justos (que no caridad ni esas estupideces de “papá estado”, lo cual debatiremos en posteriores artículos)… Es cierto que pareciera que tengo una opinión muy parcial o reduccionista del catolicismo, pues solo me quedo con lo que me gusta… pero os remitiré a párrafos anteriores dónde explico el porqué de todo esto (mi silencio sobre temas relacionados con la fe, o mis desacuerdos con la Iglesia…), en este preciso artículo. Mas, fundamentalmente, he de decir que una forma que tenemos las personas para acercarnos a lo que llamamos espiritualidad, porque trasciende a la muerte (y muchxs no nos resignamos a creer que nuestros seres queridos no volverán a ser nunca…) a lo que llamamos Dios, es la religión, en mi caso la católica. Y quería, ene este artículo lograr responder la pregunta del inicio con argumentos sólidos y explicados. Así que: ¿se puede ser católico y de izquierdas? Supongo que no será obligatorio (¿debería serlo?) pero siento que es altamente recomendado, tanto como lo es dejar a un lado los prejuicios y con memoria, revisar qué dogmas son equivalentes a lo que persigue la izquierda, que no es otro objetivo que la igualdad como garantizadora de la libertad, la belleza, la verdad y el bien. Aunque ya os digo, no os fiéis mucho de mí, al fin y al cabo, yo voté a Podemos…