26/06/2017

M@qu!ll@je, c@lder!ll@ & mucho Orgullo.

Escuchando Libertango de Grace Jones recuerdo un artículo transgresor como pocos. Me refiero a ese ensayo del artivista Shangay Lily (http://blogs.publico.es/shangaylily/2014/07/02/gaypitalismo-orgullo-empresarial/) acerca de la monetización del orgullo LGTBIQ+/GSRDI, de la capitalización del mismo y de la reducción de una reivindicación histórica a la par que necesaria a unos cuantos Euros.
Este artículo, pese a sus más de 3 años de edad, sigue estando muy vigente ¿Por qué? Debido al acuñado “Gaypitalismo”: esa postura que intenta reducir nuestras diversidades a la de hombre (principalmente) blanco, homosexual, heteronormativo, de clase pudiente y con cuerpo normativo. Con el objetivo de favorecer al empresariado especulador no autónomo cambiando la reivindicación por consumo y la lucha por mera publicidad que ignora, por enésima vez, todas nuestras diversidades.

Un sistema de dominación no es tal si no tiene unas alianzas potentes con otros sistemas de dominación. Es por ello, que en cualquier manifestación por los derechos de las mujeres escucharás la gran consigna política: “patriarcado y capital alianza criminal”. Y es que el ejemplo de cómo el capitalismo y el patriarcado se alían para no envejecer y seguir estando vigentes es muy osado y despiadado aunque también muy útil para destapar sus tejemanejes. A más osado también más obvio. Para visualizar el hecho pondré estos ejemplos:
¿por qué alguien llamadx feminista puede siquiera plantearse votar a partidos que están en contra de los permisos de paternidad y maternidad igualitarios e intransferibles? Pues por desconocimiento o porque como lo contrario de feminista es machista (pues seamos sincerxs, lo de igualitarismo no ha tenido mucho éxito) y lo último ya nos va sonando un poco incorrecto prefiero llamarme feminista, pero de verdad, haciendo políticamente mío el término de feminista y usando el poder concedido por mi condición hombre blanco y de clase pudiente para dictaminar a las mujeres lo que deben hacer para ser feministas. Es decir, ser machista pero disimulando un poco para no envejecer ideológicamente.
Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera
Así es como perpetúo el patriarcado, el capitalismo y mi juventud ideológica a modo de escaparate vistoso. Al fin y al cabo me digo feminista si perjudicar al patriarcado, pues sigo asignando, por norma, a las mujeres como cuidadoras; y al capitalismo le sigo brindando su parte del pastel, ya que no pienso pagar ni un mísero duro a la mujer que cuide ¡Suficiente que le pagamos con amor! ¡Además es su deber como mujer! ¡Ellas son las que paren y amamantan! ¿No? ¡Es lo biológico! ¡Es lo normal! Pues no, no es muy normal.
Y ¿Qué haría unx empresarix que no acepta nuestras diversidades dentro del colectivo sin embargo quiere seguir ganando dinero? Entrometerse e interponerse en nuestras reivindicaciones, que son las de todxs. Pues claro, en una sociedad donde ya podemos salir a la calle de la mano de nuestras parejas y del modo en que nos sentimos, al menos sin que nos maten siempre y cuando vayamos de día y acampañadxs, quiere decir que tarde o temprano vamos a adquirir productos necesarios para alimentarnos o incluso divertirnos. O todo lo contrario, tenemos capacidad de organizarnos y boicotear empresas que no respeten nuestros derechos, los DDHH ¿Cómo podemos tener contento al colectivo sin dejar de discriminarles y encima que participen de nuestro sistema económico desigual? ¿Cómo podemos convencer al hermano mayor heteropatriarcado de que unirse falsamente al colectivo nos puede venir de perlas? Pues como ya dije entrometiéndose en nuestras reivindicaciones.

Para muchas personas el orgullo es bueno o útil porque trae mucho dinero a la ciudad en cuestión, para muchxs empresariaxs la marcha del orgullo es una espléndida oportunidad en la que pueden repartir publicidad o enseñarla de los modos más cuestionables posibles, para el hetropatriarcado la semana del orgullo puede significar, mediante la intromisión de la monetización del colectivo, una oportunidad para desligar las luchas feministas intrínsecamente unidas a las del colectivo ¿es necesario ofertar el consumo para clientes LGTBIQ+, preferentemente de hombres homosexuales heteronormativos con hombres heteronormativos? ¿Ya que elegís vivir el orgullo con publicidad por qué no contratáis a más mujeres u hombres no heteronormativos y con cuerpos diversos? Somos el paradigma de la diversidad, que no nos roben hasta eso.

Me gusta vernos como lxs hijxs de Marsha P. Johnson, Sylvia Rivera y tantxs activistas del colectivo y feministas que nos recuerdan que el día 28 de junio de 1969 unas personas se hartaron de tanto sufrir y decidieron ser cómo eran y amar cómo amaban no solo dentro de un bar de la mafia, sino en toda la extensión de la Tierra. Fueron personas sobretodo negras o latinas, mujeres transgénero, homosexuales no heteronormativos y lesbianas. En la primera marcha no hubo carrozas con empresas ni políticos importantes. Encabezándola, había personas del colectivo, personas diferentes y diversas que recogiendo lo aprehendido de nuestrxs antepasadxs y reivindicándolo. En esa marcha el capitalismo y el patriarcado estaban bien lejos, triunfamos con las alianzas con las mujeres y el feminismo y ¿pretenden que nos olvidemos de un plumazo? ¿Que les permitamos liderar nuestras marchas como si nada? No. No debemos dar gracias a esas entidades ¡Son DDHH de lo que estamos hablando! ¡Es un mínimo! ¡Respetar y defender los DDHH después de las exigencias y sufrimientos de aquellxs que lo tuvieron peor no es hacernos un favor!


Hemos de recordar lo que nos dicen activistas como lxs de transmaribibolleras o el propio Orgullo Crítico (https://orgullocritico.wordpress.com/author/orgullocriticomadrid/): el orgullo sirve para acoger toda diversidad y para reivindicar lo que hemos logrado y lo que queda por alcanzar. Tenemos que recordarles a todas esas empresas, a todxs esxs políticxs que el orgullo no es para ofertarse, su papel ha de ser más invisible para que se visibilice nuestro colectivo y nuestras diversidades. Absolutamente todo el mundo está invitadx a esta marcha de colores y respeto, mas la vanguardia es para la lucha, la reivindicación y los DDHH, dejaremos la retaguardia, si acaso, para quien quiera hacer negocio con nuestras luchas, pues tenemos la esperanza de que hasta esas personas acabarán aprehendiendo lo que significa la diversidad. Mas recordamos que el orgullo será interseccional o no será.