Sí, me tomo la libertad de repetir las sabias palabras de la bruja Avería,
porque el estilo no depende del peso específico. Sí, voy a hablar del peso. Los gordos,
gorditos, rellenitos, vacas, gordas, gorditas, focas, ballenas, orcas… Tantos
sinónimos ¿Verdad? Para designar a un mismo ente (haría falta un poco de
austeridad de derechas enfocada a la lingüística del peso…), una persona con
sobrepeso, y un enemigo del patriarcado. ¡Pobre patriarcado! ¡Últimamente tiene
más enemigos que los bancos (pobrecillos, ellos no tienen la culpa de ser tan
inhumanos)!
Y como hay enemigos del patriarcado, como sabéis, también hay defensores
del mismo.
-Adele tiene una voz preciosa, y una cara bonita, pero está gorda
-Gracias Karl Lagerfeld, nos interesaba tanto tu opinión…
-Perdona, pero me gustas mucho. Es que últimamente me gustan los chicos
gorditos y grandes
-¿Y qué pasa, he de agradecerte férreamente el hecho de que te guste? ¿He
de aguantar tus halagos, pese a que nadie los ha pedido? ¿Te conozco de algo? ¿Crees
que debo aguantar a pervertidos salidos como tú?
-¡Ay las tapas del bar
-¿¡Cuál!?
-Si comieses menos e hicieses más ejercicio dejarías de estar gorda, ¡te
falta fuerza de voluntad!
-¡Oh, muchísimas gracias mejor amiga! Créeme guardaré tus consejos,
firmemente.
-¿Dónde querida?
-¡Entre las nalgas de mi gordo culo!
-¿Cansada de pelear contra esos ajustados vaqueros “que supuestamente
encogieron en el armario”? ¡Toma cereales de paja!
-¿Pero no tenía que dejar de comer?
Desgraciadamente, estas “microhistorietas” no son de ciencia ficción. Pero
realmente no es discriminación. Estas amables personas nos están advirtiendo.
Porque tener sobrepeso mata. Evidentemente, la obesidad genera enfermedades
varias que todos conoceréis, y de las cuáles no hablaré en este momento, ya
habrá tiempo para todo. Estar gordo o gorda mata también de otros modos, o
mejor dicho, a veces, estar gordo te asesina. Y sí, digo asesinar porque la
gordofobia es real y el verdugo no es quien tiene sobrepeso, es quien lo discrimina.
La gordofobia, verdaderamente es un tipo de discriminación de lo más
curiosa y sangrienta, porque puede llegar a fluctuar desde la simpleza a la
gran complejidad.
Cuando una persona delgada, musculada y demás modelos, siguen un patrón muy
simple si discriminan a otra con sobrepeso:
-Asumen que son así voluntariamente, es decir, que es un ente (ya ni
persona ¡eh!) sedentario y estático, pero que en cuanto a la comida puede
transmutar en el mayor dinamismo habido y por haber.
-Resumen a la persona por su peso, sus méritos, logros y hazañas siempre
van a estar tapados por su peso, y lo único que deben hacer es dejar de
conseguir esos logros y esforzarse en perder peso.
-Califican a la persona de sobrepeso despectivamente, y la despersonalizan,
arrebatándoles la esencia humana de la persona convirtiéndola, en sus enfermizas
cabezas en entes pesados, es decir las personas con sobrepeso, para ellos,
dejan de ser personas, son meras herramientas sin sentimientos, y como
herramientas que son, sólo deberían servir, y en este caso, servir para perder
peso.
Esta discriminación es bastante simple en cuanto al patrón ¿verdad? Es
decir, es repetitiva y horriblemente generalizadora. No obstante también hay
otro tipo de discriminación más compleja.
Todos (y sobretodo todas) los que conocemos al patriarcado, porque vemos y
sufrimos su dictadura, sabemos que al patriarcado le gustan las mujeres débiles
y sumisas, y a los hombres potentes y fuertes. Y no ha de tolerar ningún patrón
de persona que se salga de lo estipulado, y para evitar eso se sirve de muchas
técnicas, una por ejemplo es la de la idea de masculinidad y feminidad
simplista y singular patriarcal, pero por supuesto, hay muchas más técnicas.
Sin embargo lo más complejo de la gordofobia (y también de otros tipos de
discriminación, véase machismo, homofobia…) es la endodiscriminación y
autodiscriminación. Bueno, para quien no sepa qué es la endodiscriminación,
pondré el ejemplo más claro, al monso para mí. En el colectivo LGTB, las
personas bisexuales también son discriminadas incluso por personas del
colectivo: ¡Es una fase! ¡Yo también dije que era bisexual al principio!
Tristísimo ¿No?
Pero, yo pienso que la autodiscriminación cobra mucha relevancia, en
ciertos tipos de discriminación tan arraigada en las personas como la gordofobia.
Cuando una persona con sobrepeso llora, maldice su cuerpo… Está practicando la
autodiscriminación, obviamente inconscientemente y promovidos por el
patriarcado y la discriminación simplista y generalizadora de la que hablé
anteriormente.
No voy a ponernos a todos en el mismo saco, pero diré que muchas personas
con sobrepeso, entre las cuales yo me encuentro han sentido o sienten las inhumanas
zarpas de la autodisciminación. Sí porque una cosa es exigirse una forma física
adecuada y saludable, y otra poner cualquier precio para conseguir esa forma
física deseada, pasando por los vómitos, el ayuno, los laxantes, de las páginas
de Ana y Mía, de las que ya hablé hace tiempo también desafortunadamente, o
pactos con el diablo. Todo es poco para satisfacer los deseos del patriarcado ¿No?
Es muy triste que no nos guste nuestro cuerpo, que cada vez que pasemos delante
de cristales donde nos reflejamos y miremos y remiremos a ver si nos vemos
suficientemente bien, que cada vez que vayamos a comprar ropa, sobre todo a los
que nos gusta vestir bien y por qué no decirlo tenemos cierto estilo (“¡Y que
nos quiten lo bailao!”), y lo hagamos con miedo. Que nos dé vergüenza comer en
público por si piensan que sólo comemos, que nos incomode hablar o decir que
nos gusta cierto tipo de comida, por el mismo motivo. Y ya para arreglar el
pastel, que tengamos apuro en decir que nos gusta hacer deporte, por temor a
una reacción de incredulidad, sátira, escarnio e insultos.
Hay gente que dice que lo que no mata engorda, yo prefiero decir que lo que
no te mata te hace más fuerte, que el sufrimiento te hace más fuerte… Pero que
el sufrimiento te haga más fuerte no significa que debas permitir que te
discriminen. Qué pasa ¿Las personas con sobrepeso no somos guapos? ¿No vestimos
bien? ¿A caso olemos mal? ¿Estamos todo el día sudando? ¿Damos asco? NO,
definitivamente no. Desde luego no vamos a permitir que un señor loco se ponga
a decirte qué debes vestir, o cuánto debes pesar, una cosa es la salud, y eso
está claro, pero otra cosa es el estilo. El estilo no significa que tu cuerpo
te mida siete cabezas, eso es ridículo. Una persona puede ser atractiva y no cumplir
los estamentos y leyes patriarcales ¡Tremenda ordinariez! ¿No os parece?
No hay nada que haya cambiado más que las leyes de la belleza, sobre todo
las de las mujeres, lo que no sabían es que la moda pasa, y el estilo permanece
(irónico ¿verdad? Pues es lo que hay).
Ya voy acabando, simplemente diciendo que sí, si no te gusta cómo eres, si
te das asco, es porque quieres. Debemos valorarnos más, somos personas
increíbles, divertidas, enérgicas, activas, responsables, lloronas (¡Grande
Chavela!), guapas, amables, atractivas… Y sobretodo somos eso, personas ¡No se
nos olvide!
Y ahora diréis muchos: ¿Entonces, tú por qué te cuidas, por qué, corres?
Pues en primer lugar, lo hago porque a mí me da lo que viene siendo la gana, por
mi salud, porque me gusta, y desde luego, porque soy alguien increíble, genial
y además estoy francamente bien, y nadie me va a juzgar, además de mi persona,
Dios, la gente que me importa y aquella jueza tan espléndida que me juzgó por
el delito aquel que ya os adelanto fue totalmente cometido de forma inconsciente
(o no…) y del cual soy totalmente inocente.
Así que aunque tenga un poquito de sobrepeso, y algunas imperfecciones, ya
os digo que este uniforme que llevo puesto me sienta de fábula rococó.
¡Ah! Y un apunte más, por si le interesa a alguien, ¡también cocino! ¡Si es
que lo tenemos todo!